27 agosto 2010

SE LLEVÓ A CABO EL XI ENCUENTRO CATEQUÍSTICO DIOCESANO DE ZÁRATE-CAMPANA (EN PRESIDENTE DERQUI, PARTIDO DE PILAR)

El pasado sábado 21 de agosto, día del catequista en razón de la festividad del Papa San Pío X, los catequistas de la diócesis se congregaron en la ciudad de Presidente Derqui (partido de Pilar) para compartir el XI Encuentro Diocesano de Catequistas, con el lema: “Recomenzar desde Cristo”.

Al comenzar la mañana, laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y seminaristas fueron arribando desde distintos puntos de la diócesis, con un pañuelo al cuello que indicaba su lugar de procedencia. Su destino: el Club “Pte. Derqui”, sede del encuentro, en razón de ser el lugar cubierto más grande de la ciudad, donde fueron recibidos con calidez y alegría. Signos visibles y simbólicos de la presencia del Señor Resucitado señalaron el comienzo: el Cirio Pascual y la Palabra. A continuación se tuvo la adoración del Santísimo, iniciando de tal modo el encuentro catequístico con oración y adoración.

Con el corazón colmado luego del encuentro con Jesucristo Vivo, cerca de 1000 participantes asistieron a la exposición del Padre Osvaldo Napoli, Director de la Junta catequística Nacional, quien disertó sobre los distintos aspectos de la iniciación cristiana, instando a los catequistas a “presentar” a Jesús “desde las entrañas”, desde un corazón enamorado que quiere anunciar con palabras y con gestos que Jesús es el Señor. Por la tarde, luego de un momento artístico a cargo de los jóvenes de la Vicaría de Nta. Sra. de Caacupé, se realizaron diversos talleres: Biblia y Catequesis (a cargo de la Lic.Claudia Mendoza), Lectura orante de la Palabra (a cargo de la Lic. María Estela Guita), Catequesis escolar (a cargo de la Prof. Beatríz Carriego) y Catequesis especial (a cargo del equipo diocesano de catequesis especial). Una treintena de sacerdotes hizo su presencia a lo largo del encuentro, y nuestro Obispo estuvo presente y a disposición desde las 13 para distintas personas y grupos institucionales que desearan hablar con él, lo cual realizó hasta el momento del inicio de la procesión hacia la misa.

Como dicho, la festividad de los catequistas culminó con la procesión , prolongada a lo largo de cuadaras, con cantos y oración, hacia la parroquia de San Antonio de Padua, en el escenario transformado en presbiterio, junto a la plaza central, donde se celebró la Santa Misa presidida por Monseñor Oscar Sarlinga. El Obispo alentó a los catequistas a iniciar una y otra vez la misión evangelizadora recomenzando siempre desde Cristo, recordó el inicio del “estado de misión” en la diócesis con la primera misión en la ciudad de Campana (en Ariel del Plata) donde se había referido explícitamente a una homilía de S.S. Juan Pablo II en la que exhortaba a la Iglesia: “Recomienza desde Cristo”, en el año 2001, luego del Jubileo del Año 2000. Instó, "desde Cristo" a una auténtica renovación de nuestras comunidades parroquiales y a una fructífera renovación de nuestra sociedad, en la esperanza que no defrauda, aunque esto implique sacrificios y no pocas incomprensiones". Relacionó la virtud de la fortaleza, tan necesaria hoy para la misión de los catequistas, a los que agradeció profundamente su fidelidad, con la misma esperanza, y dijo que si perdemos esta última, "perdemos todo" porque "en esperanza somos salvados".

El encuentro contó con la presencia del Rector del ISCA, Pbro. José Luis Quijano, 26 catequistas de la diócesis recibieron su certificado del “Curso de Agentes Multiplicadores” expedido por este Instituto de formación superior dependiente de la Conferencia Episcopal Argentina.

La Santa Misa culminó con un gesto que resume lo vivido en la jornada en la que se hizo memoria del bautismo. Cada catequista tomó el pañuelo que había traído desde su comunidad, signo de la vida nueva de la gracia, y lo intercambió con otro, comprometiéndose así a hermanarse en la oración con todos.

Fue un día de celebración, de alegría, de comunión como Iglesia diocesana que vive cada segundo con ansias de conocer más a su Señor y así compartirlo con los hermanos, dispuesta a salir, como lo dice el Documento de Aparecida, del “gris pragmatismo de la vida cotidiana para recomenzar siempre de Cristo” (DA 12).

Es de destacar que el Plan Pastoral de la diócesis de Zárate-Campana (en el capítulo V) y más específicamente en el punto 1 (La catequesis, ese momento tan señalado de la evangelización) señala que “Una referencia especial, aunque específica a algunos puntos sobre los que se han obtenido consensos profundos, y no a la catequesis en general, quiere efectuar este Plan Pastoral acerca de ese «momento tan señalado de la evangelización» (como lo llamó Juan Pablo II en Catechesi tradendae). Siguiendo las líneas de NAVEGA MAR ADENTRO, los consensos eclesiales profundizados y obtenidos y los aportes de los distintos organismos y decanatos, podemos afirmar:

La revisión y renovación de la catequesis inicial es una convicción general que surge tanto de la renovada eclesiología propuesta a partir del Concilio Vaticano II como de la necesidad de una consecuente pastoral orgánica, junto a la realidad social y cultural actual, profundamente desafiante. Precisamente, el CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA resalta este proceso en el cual, por medio de los sacramentos de la iniciación se incorpora al sujeto al misterio de Cristo:

Mediante los sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, se ponen los fundamentos de toda la vida cristiana. La participación en la naturaleza divina, que los hombres reciben como don mediante la gracia de Cristo, tiene cierta analogía con el origen, el crecimiento y el sustento de la vida natural. En efecto, los fieles renacidos en el Bautismo se fortalecen con el sacramento de la Confirmación y finalmente, son alimentados en la Eucaristía con el manjar de la vida eterna, y así, por medio de estos sacramentos de la iniciación cristiana, reciben cada vez con más abundancia los tesoros de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad”.

Visite los 3 blogs diocesanos con noticias para más información:

- http://institucionalzaratecampana.blogspot.com/

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11 agosto 2010

MONS. OSCAR SARLINGA ORDENÓ DOS DIÁCONOS EN LA IGLESIA CO-CATEDRAL DE BELÉN DE ESCOBAR

Este sábado 7 de agosto, en la festividad de San Cayetano, fueron ordenados diáconos los acólitos Adrián Lázaro y Oscar Moretti, por imposición de manos y oración consecratoria del Obispo diocesano de Zárate-Campana, Mons. Oscar Sarlinga, en la iglesia co-catedral de la Natividad del Señor, de Belén de Escobar. Más de cincuenta sacerdotes (57), 6 diáconos permanentes, 3 diáconos transeúntes, seminaristas, religiosos, religiosas, numerosísimos fieles laicos, entre los cuales sus familias, los acompañaron en la celebración, a la que asistió una feligresía proveniente de las distintas parroquias, entre los cuales muchos jóvenes. Antes de la celebración los sacerdotes fueron recibidos en el Colegio "Santa María" de la ciudad, a cargo de Mons. Marcelo Monteagudo. Con la feligresía de la diócesis representada en las distintas parroquias mencionadas, destacaban Zárate, Escobar, Baradero, Campana, Manuel Alberti (Pilar) y de la ciudad de Mercedes, todos lugares donde los actuales diáconos realizaron actividades apostólicas. Mons. Santiago Herrera, Rector del Seminario "San Pedro y San Pablo" (cuyos seminaristas, compañeros de los ordenados, asistieron a la ceremonia), tuvo a cargo la presentación, y se encontraban también el prefecto, Pbro. Nicolás Guidi, y los directores espirituales. Estaba presente parte del Seminario de Gualeguaychú, con el P. Joaquín González, y algunos seminaristas del Seminario de Mercedes, con el director espiritual, R.P. Thomas O'Donnell, SAC, y el párroco de la catedral de esa ciudad, Pbro. Abrey. Concelebraron entre los muy numerosos sacerdotes, además de los mencionados, Mons. Edgardo Galuppo, vicario general, el Pbro. Daniel Bevilacqua (cura párroco de la parroquia de la Natividad), Mons. Justo Rodríguez Gallego, Mons. Ariel Pérez, párroco de Ntra. Sra. del Carmen de Zárate y el Pbro. Atilio Rosatte, párroco de Santiago del Baradero (parroquia de origen de Adrián Lázaro). Al término de la celebración tuvo lugar un fraterno almuerzo comunitario, en el gran salón pastoral de la parroquia.

En su homilía, el Obispo manifestó cómo la ordenación diaconal llenaba a todos de alegría, en la celebración animada desde dentro por las lecturas de la Sagrada Escritura que los ordenandos habían elegido, pues constituye un gran consuelo el tener la certeza de que es el Señor quien es Nuestro Pastor (Cf Salmo 22, 1-6-) y es Él mismo quien, a través del ministerio episcopal, confiere el orden sagrado y envía (Cf Jer. 1,4.9), de modo que, como consta en el libro de los Hechos (Hch 6,1-7b) la Palabra de Dios se extienda cada vez más, y el número de los discípulos aumente, de modo que, “oyendo”, como Cristo, desde el Padre y junto a Él (Cf Jn 15, 9-17) sea dado a nosotros el conocer lo escuchado y el permanecer en el amor. «Permanecer, al mismo tiempo, en la amorosa espuesta: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” eco de cuando Jesús preguntó a Pedro: “Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?», con la conciencia de estar unidos al Jesús, el Hijo del Hombre, que necesitó padecer, para que, en la historia de la salvación, quien entregue su vida por Él, la salve (Cf Lc 9,18-24).

Llamó a los nuevos diáconos un "signo reconfortante de la presencia viviente y dinámica de la Iglesia" y pidió una renovación en la Esperanza, con la renovación obrada por "la Ley nueva del Espíritu, el Evangelio, el mismo Jesucristo en su Iglesia", al mismo tiempo que se preguntó: "¿qué pueden hacer Vds. Adrián y Oscar, para hacer rejuvenecer a esta sociedad?. Mucho, muchísimo, si se dejan guiar, con docilidad, por el Espíritu de Dios, como nos lo enseña San Pablo (Cfr. Rom. 8, 14)". Prosiguió con los frutos del Espíritu según la carta a los Gálatas (5,22), y al referirse a la paz, dijo que "ella nos hace capaces de luchar por la justicia y resolver tantas cuestiones con generosidad, con el «genio propio» del amor, el cual ha de imbuir toda nuestra pastoral, abajando toda máscara, pues las máscaras traen inquietud y no paz. Tal como lo ha dicho la Carta pastoral para la misión continental, de la CEA: “La pastoral, entonces, parece desarrollarse en lo vincular, en las relaciones, para que los programas pastorales no terminen siendo “máscaras de comunión”. (…) Antes de la organización de tareas, importa el “como” las voy a hacer, el modo, la actitud, el estilo. Así entonces las tareas son herramientas de un estilo comunional, cordial, discipular, que transmite lo fundamental: la bondad de Dios”. Exhortó a los diáconos a una rica e intensa vida espiritual y a conformar su vida "a imitación del Señor", el cual, "siendo rico, se hizo pobre para que nosotros fuésemos ricos por su pobreza (Cfr. 2 Cor. 2 Co 8,9)". "Es esa pobreza evangélica -dijo- que, en el sentido ignaciano, es el “tanto cuanto”, tanto cuanto necesito para cumplir mi misión, con la alegría del compartir, del dar creativamente, de crear condiciones en que todos vivan con la dignidad de hijos de Dios". Habló luego de la perenne necesidad de conversión, de la visión cristiana de la vida entera como una "peregrinación" y de la verdadera alegría, que es nuestra fuerza (tomado de Nehemías, 8, 10, de donde los diáconos tomaron su lema de ordenación), alegría que presupone una actitud de agradecimiento, de gratitud, pues, como Moisés exhortó a ser agradecidos a Dios, por todo el bien que hizo a su pueblo, "Así ustedes -les dijo- sean agradecidos, de modo que su alegría sea completa y sea la fuerza de ustedes (...) agradecidos con sus padres, con su familia, con sus superiores, con todos aquéllos que les han hecho el bien y los han encaminado en esta vocación y elección. Es cumplimiento del cuarto mandamiento y tiene mucho que ver con una virtud y con un don bastante dejado de lado hoy día, que es la piedad".

Sigue el texto completo de la homilía de Mons. Oscar Sarlinga:


ORDENACIÓN DIACONAL DE ADRIÁN LÁZARO Y OSCAR MORETTI

HOMILÍA DE MONS. OSCAR SARLINGA

IGLESIA CO-CATEDRAL DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

BELÉN DE ESCOBAR

7 de agosto de 2010

Queridos Adrián y Oscar, queridas familias. Nos llena de alegría el corazón esta ordenación diaconal, animada desde dentro por las lecturas de la Sagrada Escritura que Vds. han elegido, pues, sí, el Señor es Nuestro Pastor (Cf Salmo 22, 1-6-) y es Él mismo quien, a través del ministerio episcopal, confiere el orden sagrado y envía (Cf Jer. 1,4.9), de modo que, como consta en el libro de los Hechos (Hch 6,1-7b) la Palabra de Dios se extienda cada vez más, y el número de los discípulos aumente, de modo que, “oyendo”, como Cristo, desde el Padre y junto a Él (Cf Jn 15, 9-17) sea dado a nosotros el conocer lo escuchado y el permanecer en el amor. «Permanecer, al mismo tiempo, en la amorosa espuesta: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” eco de cuando Jesús preguntó a Pedro: “Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?», con la conciencia de estar unidos al Jesús, el Hijo del Hombre, que necesitó padecer, para que, en la historia de la salvación, quien entregue su vida por Él, la salve (Cf Lc 9,18-24).

SIGNO RECONFORTANTE DE LA PRESENCIA VIVIENTE Y DINÁMICA DE LA IGLESIA

Queridos hermanos e hijos, que serán ordenados diáconos. Ustedes son hoy, para esta diócesis, signos reconfortantes de la presencia viviente y dinámica de la Iglesia, esta Iglesia del Señor, el cual renueva todas las cosas, haciendo germinar, produciendo brotes nuevos de vida y esperanza (Cf. Is. 43, 19).

¿Cómo ser renovados en la esperanza?. Es el Espirito Santo el que puede “renovar la faz de la tierra”(Salmo 104, 30), y todos sabemos cuánta necesidad de renovación tienen estos tiempos en que vivimos. Pero, ¿cuál renovación?. La que obra la Ley nueva del Espíritu, el Evangelio, el mismo Jesucristo en su Iglesia. Nos podríamos preguntar: ¿qué pueden hacer Vds. Adrián y Oscar, para hacer rejuvenecer a esta sociedad?. Mucho, muchísimo, si se dejan guiar, con docilidad, por el Espíritu de Dios, como nos lo enseña San Pablo (Cfr. Rom. 8, 14).

LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU EN USTEDES

Consideremos lo que San Pablo nos dice sobre los frutos del Espíritu: “el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, generosidad, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí (Gal. 5, 22). Seamos sinceros y veamos que donde está el Espíritu divino están sus dones; de lo contrario estará faltando. Ya de por sí sus dones nos proporcionarían un programa fecundo y constructivo en el plano de las relaciones humanas, pero son mucho más que eso, son sobrenaturales.

Ante todo el amor, la caridad, esa virtud divina que contiene en sí la suma entera de todo lo que compone la “novedad” cristiana, «la novedad que hace nuevas todas las cosas» pues si sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida es “porque amamos a los hermanos” (Cf I Jn. 3. 14)

Luego, el Espíritu crea alegría (Cf. Hech 13, 52) y la alegría es efusiva, difusiva en el testimonio, ese testimonio, queridos Adrián y Oscar que ustedes están llamados a ofrecer a los hermanos y hermanas de nuestro tiempo, a menudo afectados por el frío egoísmo, o el sinsentido de la vida, y haciéndolo siempre con el kerygma en sus labios, para ofrecerles el «hacer pie» en Cristo, más aún, “hacer raíz” en el Señor (Cf Fil 3, 1; 4, 4.10) en su alegría sin fin y su júbilo sin par (Cf Salmo 42, 4), el cual se hace, así, nuestro júbilo.

Y por último, la paz. Ella nos hace capaces de luchar por la justicia y resolver tantas cuestiones con generosidad, con el «genio propio» del amor, el cual ha de imbuir toda nuestra pastoral, abajando toda máscara, pues las máscaras traen inquietud y no paz. Tal como lo ha dicho la Carta pastoral para la misión continental, de la CEA: “La pastoral, entonces, parece desarrollarse en lo vincular, en las relaciones, para que los programas pastorales no terminen siendo “máscaras de comunión”. (…) Antes de la organización de tareas, importa el “como” las voy a hacer, el modo, la actitud, el estilo. Así entonces las tareas son herramientas de un estilo comunional, cordial, discipular, que transmite lo fundamental: la bondad de Dios”[1].

La misión que reciben es para esta Iglesia particular, y al mismo tiempo es universal, ya desde ahora, para ustedes, que serán ordenados diáconos, en camino al sacerdocio ministerial, pues, si consideramos la misión universal de los presbíteros, que lo es “hasta los confines de la tierra” (Hech 1,8) –tal como ha sido reafirmado por el Concilio Vaticano II y por el Magisterio de los Pontífices-[2], también lo es la suya, la de ustedes. En el decreto sobre la actividad misionera, Ad gentes, los Padres Conciliares exhortaban a los presbíteros a ser “profundamente convencidos que su vida ha sido consagrada también al servicio de las misiones"[3], y los diáconos han de tener este sentido universal, más que como un mundano “ciudadano del mundo”, al estilo de la frase que se atribuye a León Tolstoi: "Pinta tu aldea y serás universal". Realizando aquí y ahora nuestra misión en el corazón de la Iglesia, nuestra misión deviene universal.

LA VIDA ESPIRITUAL DE USTEDES

Por esto, la misión sigue a una vida, y toda nuestra vida ha de ser imitación del Señor, el cual, siendo rico, se hizo pobre para que nosotros fuésemos ricos por su pobreza (Cfr. 2 Cor. 2 Co 8,9)), existiendo en la forma de Dios, se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo (Cfr. Phil. Fil. 2,6-7)), fue enviado por el Padre «a evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos» (Lc 4,18), proclamó bienaventurados a los pobres de espíritu (Mt 5,3), puso la pobreza como condición indispensable para alcanzar la perfección (Cf Mc . 10, 17-31; Lc 18,18-27) y dio gracias al Padre porque se había complacido en revelar los misterios del Reino a los pequeños (Cfr. Mt. 11, 26). Es esa pobreza evangélica que, en el sentido ignaciano, es el “tanto cuanto”, tanto cuanto necesito para cumplir mi misión, con la alegría del compartir, del dar creativamente, de crear condiciones en que todos vivan con la dignidad de hijos de Dios.

Por eso, jóvenes diaconandos: ¡Seamos Sembradores!. Queramos serlo. El Señor nos ha llamado a sembrar semillas, somos colaboradores con Cristo, el que da el crecimiento; estamos llamados a predicar el evangelio a “toda criatura” seremos responsables de la palabra que hayamos sembrado, para la conversión (Cf Mc 16:15; Ez 33:8-9).

Evocamos hoy un pensamiento de Juan Pablo II, acerca de que la conversión a Dios, más que constituir sólo un acto puntual, es una disposición del alma, esto es «una constante e inagotable fuente de conversión, no solamente como momentáneo acto interior, sino también como disposición estable, como estado de ánimo»[4], en ese «iter» que es nuestra vida.

Nuestra vida es una peregrinación, a similitud de la peregrinación a la Tierra prometida del pueblo de Israel. Como las palabras de Moisés al pueblo de Israel, antes de entrar en la tierra prometida, recordándoles la diversas vicisitudes que habían encontrado en Egipto y en el Éxodo. Moisés el profeta les hace presente que en todas estas circunstancias habían recibido la ayuda del Señor. En particular, «gracias a la mediación de Moisés —comenta Benedicto XVI—, aprendieron a escuchar la voz de Dios, que los llamaba a convertirse en su pueblo santo»[5]. Moisés exhortó a ser agradecidos a Dios, por todo el bien que hizo a su pueblo. Así ustedes, también, sean agradecidos, de modo que su alegría sea completa y sea la fuerza de ustedes (Tal como el lema que han elegido, de Nehemías 8, 10: La alegría del Señor sea nuestra fuerza), agradecidos con sus padres, con su familia, con sus superiores, con todos aquéllos que les han hecho el bien y los han encaminado en esta vocación y elección. Es cumplimiento del cuarto mandamiento y tiene mucho que ver con una virtud y con un don bastante dejado de lado hoy día, que es la piedad.

La Virgen Madre, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, proteja la consagración de Vds y les dé fuerza y luz, así como la intercesión de San Cayetano, cuya conmemoración hoy celebramos. La alegría del Señor sea siempre nuestra fuerza.

[1] CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Carta pastoral de los obispos argentinos con ocasión de la Misión Continental aprobada por la 153ª Reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina (20 de agosto de 2009) “MISIÓN CONTINENTAL”, n. 17.

[2] Cf. CONC. ECUM. VAT. II, Decreto sobre el ministerio y la vida sacerdotal, Presbyterorum Ordinis, 10: AAS 58 (1966) 1007; JUAN PABLO II, Enc. Redemptoris missio, 7 dicembre 1990, 67-68: AAS 83 (1991) 315-326.

[3] Id. Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad gentes, 39: AAS 58 (1966) 986-987.

[4] JUAN PABLO II, Enc. Dives in misericordia, 30-XI-1980, n. 13.

[5] BENEDICTO XVI, Discurso en el Ángelus del primer domingo de Cuaresma, 5-III-2006.

05 agosto 2010

BODAS DE ORO SACERDOTALES DEL PADRE BENJAMÍN PEREIRA, COORDINADOR DIOCESANO DEL MOVIMIENTO DE SCHOENSTATT (BELÉN DE ESCOBAR)

EL P. BENJAMÍN PEREIRA ES COORDINADOR DIOCESANO DE ZÁRATE-CAMPANA, EN LA LLAMADA “REGIÓN PAMPEANA” EN LA QUE DISTRIBUYE EL PAÍS EL MOVIMIENTO DE SCHOENSTATT

El día domingo 1ro. de agosto, celebró sus Bodas de Oro sacerdotales el P. Benjamín Pereira, con Misa en el Santuario de Schoenstatt de Belén de Escobar, a las 11.30. El Sr. Obispo, Mons. Oscar Sarlinga, asistió a la celebración, “para honrar el sacerdocio recibido por el P. Benjamín, y agradecer la obra de Amor que, a través de su intermedio, el Señor Jesucristo se ha dignado ofrecer en bien de los hermanos, así como la Alianza de Amor realizada con la Santísima Virgen, Madre de la Iglesia, venerada como “la tres veces admirable”, Ter admirabilis” En la Santa Misa, presidida por el P. Benjamín Pereira, concelebró el P. Juan Pablo Catoggio (Superior regional de los Padres de Schoenstatt), el vicario general, Mons. Edgardo Galuppo y el cura párroco de la Natividad de Señor, Pbro. Daniel Bevilacqua. El P. Catoggio tuvo a su cargo la homilía. Asistieron también algunas de las “Hermanas de María”, consagradas del lugar, matrimonios consagrados, y fieles de Belén de Escobar y otros lugares del Gran Buenos Aires.

El Santuario de Schoenstatt en Belén de Escobar está ubicado en la Calle Mermoz al 3000 – F. (03488) 429-306. Abierto todos los días desde las 09:00 hs. hasta las 19:00 hs. E-mail: fmariareina@arnet.com.ar – Web: www.schoenstattbelen.org.ar. Entre sus actividades se celebra las Misas dominicales a las 11.30 y 17.00. En la misa de la tarde del último domingo de cada mes oportunidad de recibir la Unción de los Enfermos para personas que lo necesiten y mayores de 60 años. Las Misas semanales son celebradas de martes a viernes a las 19.00. (Tel: 03488) 427001.

El P. Benjamín, doctor en Teología de la Universidad de Fribourg (Suiza), es autor de numerosas obras y reflexiones, publicadas en general en Cuadernos de Schoenstatt (Tipo B). Entre ellas contamos, “CAPITAL DE GRACIAS” ( P. Benjamín Pereira. Editorial Patris Argentina, 31 páginas), cuyo título completo es: “Fundamento histórico y teológico del Capital de Gracias, Su sentido y origen. El Capital de Gracias: nuestra gran arma de combate y de victoria”, y asimismo “LA CRUZ DE LA UNIDAD,UNA HISTORIA, UNA MISIÓN (P. Benjamín Pereira, Editorial Patris Argentina, 35 páginas. (Tipo C), con el siguiente tema: “La Cruz de la Unidad representa un momento crucial de la vida de Cristo y María: el de la crucifixión. Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre, como nos dice el Evangelista Juan. Pero el cómo está representado este momento tiene un fuerte carácter simbólico, hasta no histórico en algunos aspectos, como el representar a Cristo vivo mirando a su Madre con el costado abierto, siendo que la narración bíblica nos dice que su costado fue traspasado después de muerto. Este escrito nos facilitará comprender las verdades reveladas del Evangelio que aparecen acentuadas en esta imagen y al mismo tiempo descubrir la vivencia de fe que motivó al autor el interpretar de esta manera este momento central de la redención cristiana”.

A modo de recuerdo de hechos trascendentes de nuestra vida diocesana, el P. Benjamín, con una presencia muy activa en la vida diocesana, participó de la consagración de la iglesia de “San José de los Peregrinos”, realizada por Mons. Oscar Sarlinga, y asimismo de la Misa (también presidida por el Obispo) y Concierto por motivo del primer aniversario de la Iglesia San José. Así consta en las noticias del Movimiento de Schoenstatt: Respecto de la bendición de las estatuas de San Pedro y San Pablo, digamos que con motivo de la consagración de la iglesia de San José, la amplísima iglesia de San José, llamada "de los peregrinos" estaba repleta de fieles, muchos pertenecientes o adherentes al Movimiento y tantos otros provenientes de las distintas parroquias. En una tarde fría, la calidez de compartir ese momento de fe y amor llenó los corazones. Mons. Oscar Sarlinga se revistió en el "Santuario" de la Mater ter admirabilis, adonde concurrió la multitud de fieles y los concelebrantes, todos los cuales, luego, vinieron en procesión hasta la iglesia de San José, donde el Obispo procedió a bendecir las dos nuevas estatuas de los Apóstoles Pedro y Pablo que ornan el frente de la Iglesia (que fue consagrada por el Obispo el 29 de junio del pasado año). La misa fue concelebrada por Mons. Edgardo Galuppo, Mons. Santiago Herrera, el P. Catoggio, Superior regional,, el P. Benjamín Pereira, se encontraban tambien Mons. Marcelo Monteagudo, el P. Claudio Caruso, el P. Nicolas Guidi, el P. Pablo Iriarte. Se hallaba presente todo el Seminario "San Pedro y San Pablo" de la diócesis.

Del movimiento de Schoenstatt se encontraban la Superiora Regional del Instituto Nuestra Señora de Schoenstatt: María Augusta Landgraf (es brasileña), el mencionado Superior Regional de los Padres de Schoenstatt: P. Juan Pablo Catoggio, el Asesor diocesano del Movimiento, el P.Benjamín Pereira, y varias Miembros del Instituto de las Hermanas de María.

Asimismo, con motivo del cierre del Año Paulino y del primer aniversario de la Bendición de la Iglesia San José, junto al Santuario de Nuestra Señora de Schoenstatt en Belén de Escobar, se realizó el 27 de junio de 2009, una Eucaristía Solemne presidida por Monseñor Oscar Domingo Sarlinga. En dicha clausura solemne, el 27 de junio, en horas vespertinas, el predio del Movimiento de Schoenstatt, en el partido de Escobar y su iglesia de San José, se dejó encendida la “llama votiva de la fe” que nos ilumina aún. En efecto, al concluir la Eucaristía, el Obispo dejó encendida una llama votiva junto a la imagen “peregrina” de San Pablo (actualmente en la iglesia catedral de Campana), que es aquélla que fue hecha pintar al inicio del Año Paulino Jubilar, y que ha ido recorriendo la diócesis en las distintas celebraciones, actos ecuménicos, de diálogo interreligioso, y en las fiestas patronales de las parroquias que así lo han requerido.

Como dijimos, al término de la misa, el Obispo dejó encendida una llama votiva junto a la imagen de San Pablo, que es aquélla que fue hecha pintar al inicio del Año Paulino Jubilar, y que ha ido recorriendo la diócesis en las distintas celebraciones, actos ecuménicos, de diálogo interreligioso, y en las fiestas patronales de las parroquias que así lo han requerido.