El Papa Paulo VI creó la diócesis de Zárate-Campana en 1976 mediante la Bula Cum divino consilio
En la diócesis de Zárate-Campana, nuestro Plan ha querido poner de manifiesto cuánto necesitamos, como Iglesia particular, en unión con la Iglesia Universal, el vivir la «comunión» con ese "signo visible del encuentro con Dios" que es la Iglesia de Jesucristo. La comunión se expresa en el Amor divino por nosotros, y en nuestra unión con él, y en especial mediante la participación en los signos de Cristo, viviente y operante en la Iglesia, que son los sacramentos, y esto de tal modo hasta conseguir en su celebración una verdadera plenitud, dando a la evangelización toda su integridad culminante en la Eucaristía, en el culto y en la vida cristiana, en la gran vocación cristiana a la santidad y en las vocaciones específicas. Entre ellas, las vocaciones sacerdotales encontraron su lugar en el corazón de la naciente (1976) diócesis de Zárate-Campana, por solicitud de su primer Obispo, Mons. Alfredo Esposito Castro. Diversas vicisitudes hicieron que dicha experiencia tuviera un paréntesis entre 2001 y 2009.
Luego de la etapa formativa en Gualeguaychú (a cuyo Seminario también expresamos nuestro reconocimiento) de los seminaristas que allí fueron enviados por el segundo Obispo diocesano en 2001, a inicios del año 2009 Dios nos dio la gracia de re-abrir nuestro Seminario diocesano "San Pedro y San Pablo", debido al aumento de las vocaciones sacerdotales y también por continuar con lo que en tiempos de Mons. Alfredo Esposito (fundador del Seminario como casa de formación sacerdotal) era el lugar de estudios: el Seminario ubicado en Campana estaba destinado a la formación sacerdotal, los seminaristas viajaban diariamente a Buenos Aires, a la Facultad de Teología sita en Villa Devoto.
Una vez reabierto el Seminario diocesano, como dijimos, en 2009, las circunstancias de tránsito y urbanización imposibilitaron que se pensara en viajar diariamente (y con horarios distintos). Por eso es la ocasión de agradecer al Card. Jorge Mario Bergoglio, quien, en conversación al respecto con nuestro Obispo Oscar sugirió que los seminaristas de Zárate-Campana pudieran habitar el ala del edificio que por entonces dejaban los seminaristas de la diócesis de San Nicolás, en el edificio “Cardenal Copello”, en Parque Chas, y así lo permitió. Allí funcionó hasta ahora nuestro Seminario, el cual, debido a la hasta ahora creciente respuesta vocacional, ya no es posible mantener en esa "ala" del edificio, y es por ello que desde meses atrás se ha emprendido la restauración del antiguo edificio del Seminario fundado por Mons. Esposito, ya no sólo con la formación sacerdotal, sino también con el área académica, con toda la "ratio studiorum" de la Iglesia, validada simultáneamente a través de profesorados temáticos filosófico-teológicos. Parta el agradecimiento desde nuestro corazón a todos aquéllos que han puesto de su amor y sacrificio para esta gesta.
Todo esto, por lo cual tenemos que dar gracias, es obra del Espíritu en todos nosotros, Espíritu de Unidad, que nos hace ver el Rostro de Cristo en la Iglesia y en cada uno de nuestros hermanos. "Comunión" implica cual lógica consecuencia la necesidad de deponer toda división y alejamiento de los unos con los otros. Es por ello que, como Iglesia particular de Zárate-Campana, partimos de la contemplación del Rostro de Jesús. Como nos lo expresara el Beato Papa Juan Pablo II, como legado para el Tercer Milenio: en "Novo Millenio ineunte": "(…) la santidad es la perspectiva en la que debe situarse todo camino pastoral (…) la santidad de nuestras comunidades… es lo que ha de sostener, recrear y potenciar las actividades propias de la pastoral ordinaria".
Es en el seno de la comunidad eclesial (y en la Iglesia particular se dan todas las notas de la Iglesia universal), donde el ser humano recorre su camino de conversión, de liberación del pecado y de crecimiento en la fe, hasta el encuentro con Jesucristo. El fortalecer en las parroquias y en las familias, en las asociaciones de fieles y movimientos laicales, la formación de los bautizados como discípulos misioneros de Jesucristo será fundamental para el cumplimiento de las líneas programáticas fundamentales,. Para esto contamos con la buena voluntad de todos los fieles, con algunas orientaciones programáticas, siempre en el sentido de alimentar la conciencia de la pertenencia eclesial y fortalecer el carácter misionero de nuestra vida apostólica, el cual nos ayudará a consolidar la organización pastoral de la diócesis y de las parroquias –precisamente en clave misionera- para impulsar la misión continental a la que nos llamó el Documento de Aparecida, y continuar trabajando la pastoral familiar para suscitar ciudadanos dispuestos a vivir su compromiso en la Iglesia y el mundo. Nuevas paroquias con sus instalaciones pastorales, pero sobre todo con toda una formación previa como "comunidad de comunidades", nuevas capillas con su infrastructura, gestos de misión, en especial juveniles, un fortalecimiento de la caridad institucionalizada, nos han ayudado a renovarnos y fortalecernos como Iglesia y su Misterio.
Como es obvio, todo esto sólo es posible con la colaboración de todo el presbiterio, la ayuda de los diáconos, la riqueza de las comunidades consagradas con sus carismas, y la participación activa de todos los fieles laicos. De tal suerte, la Buena Noticia podrá incidir en la sociedad y en la cultura de este tiempo y de cada grupo humano. En el contexto de la Iglesia en la Argentina, el propósito del Plan coincide con Navega mar adentro, en cuanto actualización de las Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización, el cual habrá de orientar una nueva etapa en la evangelización de la Argentina mediante una acción pastoral más orgánica, renovada y eficaz, procurando que todo miembro del Pueblo de Dios, toda comunidad cristiana, todo decanato, toda parroquia, asociación o movimiento, se inserten activamente en la pastoral orgánica de la diócesis.
Invitamos a los lectores a revisar el Plan Pastoral en la perspectiva que específicamente asume, es decir, dentro de la «Caridad Pastoral» de la Iglesia, y de cómo nos hacemos eco de todo lo que en nuestra diócesis ha venido realizándose, con sus alzas y sus bajas, pero siempre con el auxilio del Espíritu Santo, en el apartado llamado:
Luego de la etapa formativa en Gualeguaychú (a cuyo Seminario también expresamos nuestro reconocimiento) de los seminaristas que allí fueron enviados por el segundo Obispo diocesano en 2001, a inicios del año 2009 Dios nos dio la gracia de re-abrir nuestro Seminario diocesano "San Pedro y San Pablo", debido al aumento de las vocaciones sacerdotales y también por continuar con lo que en tiempos de Mons. Alfredo Esposito (fundador del Seminario como casa de formación sacerdotal) era el lugar de estudios: el Seminario ubicado en Campana estaba destinado a la formación sacerdotal, los seminaristas viajaban diariamente a Buenos Aires, a la Facultad de Teología sita en Villa Devoto.
Congreso catequístico diocesano en Pilar 2011
Una vez reabierto el Seminario diocesano, como dijimos, en 2009, las circunstancias de tránsito y urbanización imposibilitaron que se pensara en viajar diariamente (y con horarios distintos). Por eso es la ocasión de agradecer al Card. Jorge Mario Bergoglio, quien, en conversación al respecto con nuestro Obispo Oscar sugirió que los seminaristas de Zárate-Campana pudieran habitar el ala del edificio que por entonces dejaban los seminaristas de la diócesis de San Nicolás, en el edificio “Cardenal Copello”, en Parque Chas, y así lo permitió. Allí funcionó hasta ahora nuestro Seminario, el cual, debido a la hasta ahora creciente respuesta vocacional, ya no es posible mantener en esa "ala" del edificio, y es por ello que desde meses atrás se ha emprendido la restauración del antiguo edificio del Seminario fundado por Mons. Esposito, ya no sólo con la formación sacerdotal, sino también con el área académica, con toda la "ratio studiorum" de la Iglesia, validada simultáneamente a través de profesorados temáticos filosófico-teológicos. Parta el agradecimiento desde nuestro corazón a todos aquéllos que han puesto de su amor y sacrificio para esta gesta.
Presencia religiosa Las misioneras de la Caridad de la Madre Teresa, en Zárate
El 9 de mayo de 2009, como todos recordamos, hemos consagrado la diócesis al Sagrado Corazón de Jesús: acontecimiento marcante, pues significó para nosotros el re-inicio de los gestos de misión, la actitud de misionariedad y la dimensión misionera de la pastoral, desde la perspectiva de la "Misión continental". Ya desde 2006 asumimos la misión y la comunión como los ejes fundamentales de nuestra pastoral. De todo ello, como lo dice nuestro Plan Pastoral, la Eucaristía es la plenitud. El mismo Señor dijo: "Yo soy el pan de la Vida" (Jn 6, 35). Y Eucaristía dice relación estrecha con caridad, vida cristiana efectivamente vivida, en lo personal y como Iglesia. Nuestro Papa Benedicto XVI, en «Sacramentum caritatis», hizo esa relación fundamental: "Deseo relacionar la presente exhortación con mi primera carta encíclica Deus caritas est". Por esto, la «Sacramentum caritatis», iluminadora para nosotros y nuestro Plan pastoral, posee una huella unificadora de la visión de Benedicto XVI, una visión en la cual "la celebración eucarística aparece aquí con toda su fuerza como fuente y culmen de la existencia eclesial".Todo esto, por lo cual tenemos que dar gracias, es obra del Espíritu en todos nosotros, Espíritu de Unidad, que nos hace ver el Rostro de Cristo en la Iglesia y en cada uno de nuestros hermanos. "Comunión" implica cual lógica consecuencia la necesidad de deponer toda división y alejamiento de los unos con los otros. Es por ello que, como Iglesia particular de Zárate-Campana, partimos de la contemplación del Rostro de Jesús. Como nos lo expresara el Beato Papa Juan Pablo II, como legado para el Tercer Milenio: en "Novo Millenio ineunte": "(…) la santidad es la perspectiva en la que debe situarse todo camino pastoral (…) la santidad de nuestras comunidades… es lo que ha de sostener, recrear y potenciar las actividades propias de la pastoral ordinaria".
Es en el seno de la comunidad eclesial (y en la Iglesia particular se dan todas las notas de la Iglesia universal), donde el ser humano recorre su camino de conversión, de liberación del pecado y de crecimiento en la fe, hasta el encuentro con Jesucristo. El fortalecer en las parroquias y en las familias, en las asociaciones de fieles y movimientos laicales, la formación de los bautizados como discípulos misioneros de Jesucristo será fundamental para el cumplimiento de las líneas programáticas fundamentales,. Para esto contamos con la buena voluntad de todos los fieles, con algunas orientaciones programáticas, siempre en el sentido de alimentar la conciencia de la pertenencia eclesial y fortalecer el carácter misionero de nuestra vida apostólica, el cual nos ayudará a consolidar la organización pastoral de la diócesis y de las parroquias –precisamente en clave misionera- para impulsar la misión continental a la que nos llamó el Documento de Aparecida, y continuar trabajando la pastoral familiar para suscitar ciudadanos dispuestos a vivir su compromiso en la Iglesia y el mundo. Nuevas paroquias con sus instalaciones pastorales, pero sobre todo con toda una formación previa como "comunidad de comunidades", nuevas capillas con su infrastructura, gestos de misión, en especial juveniles, un fortalecimiento de la caridad institucionalizada, nos han ayudado a renovarnos y fortalecernos como Iglesia y su Misterio.
Como es obvio, todo esto sólo es posible con la colaboración de todo el presbiterio, la ayuda de los diáconos, la riqueza de las comunidades consagradas con sus carismas, y la participación activa de todos los fieles laicos. De tal suerte, la Buena Noticia podrá incidir en la sociedad y en la cultura de este tiempo y de cada grupo humano. En el contexto de la Iglesia en la Argentina, el propósito del Plan coincide con Navega mar adentro, en cuanto actualización de las Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización, el cual habrá de orientar una nueva etapa en la evangelización de la Argentina mediante una acción pastoral más orgánica, renovada y eficaz, procurando que todo miembro del Pueblo de Dios, toda comunidad cristiana, todo decanato, toda parroquia, asociación o movimiento, se inserten activamente en la pastoral orgánica de la diócesis.
Invitamos a los lectores a revisar el Plan Pastoral en la perspectiva que específicamente asume, es decir, dentro de la «Caridad Pastoral» de la Iglesia, y de cómo nos hacemos eco de todo lo que en nuestra diócesis ha venido realizándose, con sus alzas y sus bajas, pero siempre con el auxilio del Espíritu Santo, en el apartado llamado:
"El camino pastoral recorrido nos orienta y nos allana el camino por recorrer”
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