22 diciembre 2011

Navidad en la diócesis de Zárate-Campana

Obispado Zarate-Campana FELIZ NAVIDAD
y mensaje navideño de Mons. Oscar Sarlinga
Imagen del Belén en la iglesia co-catedral de la Natividad del Señor
en Belén de Escobar
Luego de la debida preparación del Adviento, que incluyó varias celebraciones penitenciales en parroquias, la diócesis se prepara a las celebraciones de la próxima Navidad. El Sr. Obispo Mons. Oscar Sarlinga celebrará esta vez la misa de Nochebuena en la iglesia catedral de Santa Florentina, en lugar de la co-catedral de la Natividad del Señor, en Belén de Escobar, donde coincide la Navidad con las fiestas patronales. Al día siguiente, 25 de diciembre, como es tradicional, celebrará la Santa Misa con las Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta y los ancianos, en el Hogar de la Paz y la Alegría, de Zárate, donde luego permanecerá para compartir parte del día con estos hermanos y hermanas.
Deseamos para todos una Feliz y Santa Navidad del Señor y les transmitimos el mensaje del Sr. Obispo.

Mensaje de Navidad de Mons. Oscar Sarlinga, Obispo de Zárate-Campana

Queridos hermanos y hermanas
Queridos hijos en el Señor,

Con amor les dirijo este mensaje, el cual, en el discurrir de los pensamientos, pareciera que se hizo como una carta pastoral o una larga meditación. Pero verán que no lo es, quiso ser un mensaje espiritual, en el que trasunté algunas cuantas cosas que fui viendo, con la ayuda de la oración y que quise transmitirles para la cercana Navidad. Lean lo que puedan, no he querido ser abstracto ni académico, sino pastoral, y si fui en algo académico, ha sido sin voluntad expresa. Tomen de este mensaje lo que puedan o lo que el Señor les mueva a tomar, y si aún así no lo hacen, recen por mí. Yo lo hago por todos ustedes.

La Luz del Señor es eterna, la Eternidad ha irrumpido ya en el mundo con el Divino Niño, porque, como dice la Escritura, “(…) Yahvé será tu luz eterna, y tu Dios tu esplendor” (Is. 60,19-20).

Es Navidad, queridos hermanos, estamos casi en los umbrales del 2012. “Ayer”, por expresarnos así, comenzábamos el 2011, era “anteayer”, también metafóricamente, cuando estábamos esperando el año 2000. El tiempo transcurre de modo inexorable, y esto sí que ni alguien afectado de complejo de psicológica omnipotencia lo podría negar con convicción, porque nadie, nadie le puede poner oposición a esta verdad fáctica: tempus fugit. En cambio, ¡qué alegría nos proporciona sabernos imbuidos de Eternidad!.

LUZ, PERDÓN Y ALEGRÍA NATALICIOS

Creo que una urgencia de nuestro tiempo es que los cristianos, con humildad, nos levantemos, brillemos con la luz de Cristo y, asumamos la “dramática” urgencia del anuncio natalicio. Allí veo un elemento qua coadyuvaría a que la “nueva evangelización” cobre renovado vigor. La fortaleza y la serenidad del ánimo por la luminosa esperanza en las gracias especiales que recibiremos en el tiempo de Navidad favorecen, alientan en nosotros el profetismo de nuestro espíritu, el munus propheticum, pues si somos humildes de verdad “y en la verdad” Dios nos dará “nataliciamente” el don de conocimiento para el bien, toda luz, todo perdón, toda alegría, aun en medio de pruebas e incluso de sufrimientos. Prepararse para el tiempo litúrgico de Navidad (mucho más que para una mera fiesta del almanaque) es cosa seria, cosa de fuertes y de mansos, de seres que quieren “renacer de lo Alto”.

Nos preguntamos: ¿podemos re-nacer, nacer de nuevo?. Físicamente no, en estas mismas coordenadas de tiempo y lugar. En la bienaventurada esperanza, sí. La Luz de Belén re-nace en verdad en nosotros, y nos hace re-nacer en el Espíritu, si ponemos las debidas disposiciones a la acción todopoderosa de Dios. La actitud para renacer es de esperanza: ¡levantemos el corazón!. Acontece que, por no dejarnos iluminar por Dios, por no permitir que el suave poder del Espíritu del Señor disipe tinieblas, es que pululan tantas “obras de la carne” (en sentido paulino), envidias, venganzas, frustraciones interminables, desánimos, todas ellas penosas manifestaciones causadas por el orgullo. En última instancia causadas por no haber “puesto el rostro en tierra” (humus, tierra, de donde proviene humilis, humilde).

Sí, curiosamente, porque “poner rostro en tierra” es la mejor actitud para ver al Niño naciente con el mismo fulgor con que lo adoraron los Magos o vieron los Apóstoles a Jesús resplandeciente en el Tabor, con el mismo fulgor velado como lo vieron María Santísima y San Juan junto a la Cruz. Es la humildad la que puede darnos la visión espiritual, sin ella, toda visión es “puramente humana”. Humildad es, en ese sentido, tener conciencia de que todo nos ha sido dado, que nada hay que no hayamos recibido, que hemos de vivir en fortaleza, vivir en verdad, nuevamente dicho, “poner el rostro el tierra”. Es virtud medicinal, la medicina de Dios.

MEDICINA DE DIOS

El orgullo es como una peste. Infectó al ser angélico –porque él quiso, en su autocomplacencia e insano remedo de querer ser como Dios. Ese ser no cesa de envidiar la obra de Dios en nosotros. Aborrece especialmente la Encarnación y la Cruz; nos induce a la soberbia, que es la que caracteriza a él y constituye la antítesis de la humildad del verdadero Omnipotente, que es el Señor. Dios nos lo enseña, cual Maestro, el camino de la humildad. Es la lección fundamental y primera que nos da el Altísimo, como la lección basal, de su “misterio”: Él se hizo hombre. Se humilló. Sería ideal que profundizáramos en ese itinerario de humildad. Ojalá demos algunos pasos vivos en su aprendizaje. Cuesta. Y nadie aprende humildad sin sufrimiento. El orgullo y el rencor que con él viene son dolencias espirituales básicas que nos conducen al vacío y a la nada.

Más aún, como “dolencia-madre”, pecado generador, el orgullo engendra todos los demás. Así, ¿qué duda cabe que el ejemplo de la humildad de Dios constituye, a la vez, como lo refiere San Agustín, la medicina fundamental de la cual tenemos tanta necesidad hoy en día? . ¿Nos dejaremos curar, sanar, por el Divino Niño, que es ya desde su cuna el Divino Médico?. Está en nosotros, pues Dios nos hizo libres. Poderosa medicina es la confianza en Dios. Si no confiamos, trastabillamos y caemos. En el fondo hay orgullo cuando se sucumbe al miedo, a los terrores que pudieran crearse en nuestro espíritu ante una eventual desolación.

Como nuestra confianza puede ser muy pobre, no siempre vemos que Dios nunca se desentiende de nosotros, Él, que tuvo la humildad de hacerse Hombre, el Emmanu-El, y está con nosotros siempre, al punto que pareciera que el profeta Isaías, en su iluminada exhortación se dirigiera a particulares circunstancias de nuestras vidas: “¡Levántate, brilla, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos; pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y acudirán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora” (Is. 60,1-2). Amanecerá el Señor y nos dará su medicina, crecerá el resplandor de nuestra aurora (siempre desde la Gracia y en unión con la Cruz). Bebámosla, la medicina, es el “kairós”, el momento propicio, no lo desperdiciemos.

JAMÁS SUCUMBIR AL MIEDO, EN EL NIÑO ESTÁ LA OMNIPOTENCIA DIVINA

Navidad es fragilidad y fortaleza. Fragilidad del Niño recién nacido. Fortaleza de Dios hecho Hombre. Navidad es antídoto frente al caer en el paralizante temor, so pena de abrirle las puertas a un misterioso e inicuo poder de tinieblas, antitético de la Navidad. Diversos poderes que no vienen de Dios pueden pretender hacernos sucumbir al miedo, “a los lobos”, al desánimo, o a rapacidades diversas que pueden acecharnos con contrariedades que intenten desanimarnos.

Contrariedades varias no nos faltarán. No menores, entre otras, pueden ser los procederes de quienes, lejos de acrecentar la vida de la Iglesia como misterio de comunión, direccionen más bien su vida por “amor al poder”, dificultando así un renacimiento en la evangelización y misión. Es una actitud difícil de detectar, cuando está, se encuentra como muy replegada dentro, y esto en el ámbito que fuere, incluso con ribetes surrealistas: no olvidemos el espléndido relato del reyezuelo del planetita que describió Antoine de Saint-Exupéry en “Le petit prince”, es la descripción de una actitud, con psicológica penetración de parte del autor.

Entregarse al “amor al poder” no es otra cosa que el afloramiento del egoísmo. El “poder del amor” es unirse a la Cruz y el Amor de Cristo. Si no entregamos de lleno la vida al “poder del amor” nos empobrecemos, no cumpliremos misión, y se producirá escándalo, más temprano o más tarde. Si queremos ser “dueños” per se vamos por mal camino. No creamos que esto pueda ocurrir sólo o principalmente en “los grandes ámbitos”. Puede darse también en ámbitos muy pequeños y poco valiosos a los ojos del mundo. Es una cuestión de espíritu, de actitud. Más que patrones, somos administradores, y tenemos que serlo “fielmente”. En este trayecto, no pocas veces las luchas que tenemos que afrontar en este mundo en el desenvolvimiento de nuestra misión pueden intentar agobiarnos y obnubilar nuestra vista, hasta pretender querer hacernos perder en parte el rumbo. El Soberbio por excelencia, nuestro enemigo, se alegrará mucho de ese daño, si lo pudo inducir, porque habrá hecho descender obscuridad y confusión, que es lo que se dedica a hacer y lo que lo complace.

Es verdad que no es fácil darse cuenta de todo ello ni advertirlo en sí mismo (tanto puede llegar a estar cauterizada la conciencia) porque es cierto que hay quien no llega a apercibirse del todo acerca de cuánto así obra. Ocurre que para “verse a sí mismo” también hay que asumir una actitud valiente; no es fácil mirarse en el intimior intimo meo (la expresión es de San Agustín), necesitamos para ello el don del Espíritu.

Un “efecto espejo” o “mirroring effect” ayudará, pero no alcanzará si nos reducimos al ámbito psicológico. Aquí hay que invocar los dones del Espíritu Santo, en especial el discernimiento, y rogar a Dios que nos dé un espíritu de servicio, que aleje de nosotros la soberbia, y nos una a su Cruz gloriosa, aunque tengamos que sufrir, cual espiritual abono para obtener esa gracia, aunque tengamos que expiar.

INCLINAR LA CABEZA BAJO LA PODEROSA MANO DE DIOS

Navidad conlleva como actitud, dijimos, “levantar el corazón”. Levantamos el corazón inclinando y agachando, a la vez, nuestra cabeza bajo la poderosa mano de Dios, cual signo de confianza en Él y en su ternura; hay que aceptar para ello vivir una ascesis, pues existe un no pequeño trecho entre “concebir intelectualmente” que somos “servidores”, y el aceptarlo vivencialmente. Aceptar esta realidad que implica una ascética significa que sea la Palabra de Él la que se haga en nosotros, a imitación de las virtudes de María Santísima.

Por ello, para que se disipe la tiniebla, para que nuestros ojos contemplen el misterio de la Navidad, amanece el Señor, Sol que nace de lo Alto. Conseguiremos compenetrarnos del espíritu de Navidad, más que alzando ansiosas miradas, inclinando la cabeza delante de la poderosa y amorosa mano de Dios para así abrirnos al don de la Fe, de la confianza. De este modo el Niño Jesús, nos hablará, sí, nos hablará al interior, incluso recién nacido, desde su pesebre, con inconfundible acento, a la vez penetrante y suave, y nos exhortará, nos enseñará, con tan sabios sones, que si tomáramos a fondo conciencia no podríamos desechar de ningún modo su palabra de bienaventuranza, y ya, desde entonces, nos inundaría una felicidad que nadie nos podría quitar: “bienaventurados aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la practican” (Lc. 11, 28).

¡Bienaventurados!. Ésa es epifánica palabra veritativa y de bondad que nos dirige para nuestra vida, para toda la vida que ya hemos vivido (y de la cual ni un solo instante podemos cambiar) y para la vida por vivir. El Niño lo ve todo, ve nuestro decurso vivido, lo ve todo y en todas sus dimensiones, lo ve así, desde Niñito, desde su humana pequeñez, en un humilde pesebre, y posando sus ojitos sobre dicho decurso histórico y vivencial, y mirándolo con Amor, lo sana, si es que nos dejamos obrar por su medicina. Ya desde el pesebre la misión del Niño empezó a ser epifánica, ya entonces "(…) se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres” (Tit.3,4). ¿Lo creemos?. Sí, pienso que lo creemos, pero tengo la certeza de la necesidad de clamar: Señor, creemos, ¡pero aumenta nuestra fe!.

UNA ESPIRITUAL SEMIÓTICA

Una espiritual semiótica, no obstante, es lícito efectuar, en el sentido siguiente. El preguntarnos qué significa para nuestros cristianos (¿quizá también para quienes están más cercanos en nuestras parroquias?) la Navidad, el Misterio de la Natividad o Nacimiento. ¿Cuál es su significación vivencial para nuestra sociedad?. El Papa Benedicto XVI nos exhortó hoy mismo, en la audiencia del miércoles, con paternal dulzura: "En la sociedad actual, donde por desgracia las fiestas que se avecinan están perdiendo progresivamente su valor religioso, es importante que los signos externos de estos días no nos alejen del significado genuino del misterio que celebramos" , afirmó. A la vez nos animó a vivir con gozo el nacimiento de Cristo y aseguró que Dios está cerca de cada uno de nosotros "y desea que lo descubramos, para que con su luz se disipen las tinieblas que encubren nuestra vida y la humanidad" . Toda tiniebla se disipa si en el corazón que recibe a Cristo naciente nace el clamor de Navidad. Prestemos atención a su paterna palabra: “que se disipen las tinieblas que encubren nuestra vida y a la humanidad”.

El Papa Paulo VI, quien en distintos momentos de su magisterio, con la profética y literaria expresión que lo caracterizaba, hacía referencia al “drama” y a lo “dramático”. Visualizó muchas veces las distintas dimensiones del “drama” humano y de la redención. Traigo a colación cuando dijo una vez que el anuncio navideño, visto en todas sus implicancias, conlleva un “drama”, a saber: “Pero aquí nuestro gozoso anuncio natalicio suscita un nuevo drama. Un drama en el cual nosotros todos estamos comprometidos, como vigorosamente nos lo recuerda San Pablo: ¿quién es el que cree en lo que escucha de nosotros? (Rom. 10, 16) –y proseguía, preguntándoselo, el Papa- ¿quién acoge nuestra evangelización?” . Porque la tentación del desánimo acecha; el Padrenuestro nos renueva.

El desánimo se disipa cuando el clamor de Navidad nos mueve a que renazca en nosotros el espíritu de alabanza. Se trata de alabar (y de obrar), ello es obra del Espíritu. Se trata de gozar de la alabanza divina, y también, corresponsablemente, de asumir el desafío, el reto, de evangelizar desde esa alabanza y desde esa alegría que brota del corazón evangelizado.

Es verdad, en este “maravilloso y dramático” mundo, algunos nos escuchan y otros no, algunos facilitan que podamos cumplir una misión, otros no hacen una cosa ni otra, y otros, para qué decirlo, no trasuntan precisamente una ayuda. Asumamos esto también con el realismo de la esperanza, no caigamos en idealismos filosóficos.

Muchos, muchos acogen la evangelización, muchos se acercan y están junto a Cristo y rezan por nosotros, muchos que están visiblemente en la Iglesia y muchos que ni figuran en nuestros cerebrales registros, muchos que sólo el Señor conoce, y los conduce con su Amor. Dios obra siempre y misteriosamente; es más impresionante de lo que podríamos barruntar lo que el Espíritu Santo está obrando, incluso en estos tiempos en que se dan no pocas tinieblas (y las vemos concretamente, no es un cuento).

¿Cuál es el criterio de genuinidad que hemos de asumir en nuestra misión, entonces?. ¿Cómo puede renovarnos la Navidad?. Porque nosotros mismos tenemos que ser honestos en esto. Pienso que un aspecto en el discernimiento de la índole genuina de nuestro proceder es “el buen fruto”. Pero creo que más profundamente aún uno de los criterios de genuinidad es avenirse a aguantarse las bofetadas y escupidas (en no pocas oportunidades sutilmente esputadas), sin abrigar deseos de venganza, sin anidar odio alguno. Antes bien, aunque humanamente cueste y sea casi como un cruento sacrificio, cultivar siempre el Amor y la Paz de Cristo, y “la Justicia que mira desde el Cielo” (Ps 85) para con quienes esas cosas nos infligen. La Justicia divina es infinitamente superior a la pobre justicia humana y la Misericordia de Dios es infinita.

Hemos de poner todo ello, creo, dentro del religioso “drama” de no ser más el servidor que su Dueño. Forma parte de la asunción de lo “teodramático”. Y vale para clérigos, laicos, religiosos, religiosas, familias, comunidades, pienso que vale para todos. Por ello, “perdonar es divino”. De tal modo, la alegría deviene infinita, cristológica y cristocéntrica en nuestros corazones.

Así pues, quien quiera dedicarse a ser un natalicio o navideño evangelizador, haga interiormente carne en sí mismo la exhortación de Jesús: “Vengan a mí”, y esto cuando el anuncio cuesta, o cuando es contrariado (no pocas veces más que por los “de fuera” por los “de dentro”). Esto es, re-cordemos, traigamos a nuestro interior, la palabra del Maestro: “Vengan a mí, todos ustedes, que están fatigados y oprimidos, que Yo los aliviaré”. Sólo Jesús nos alivia, nos descansa, nos reanima, nos devuelve (incluso cuando dormimos) la fortaleza y el ánimo.

“GRACIAS” Y “PERDÓN” EN NAVIDAD

Para conservar el ánimo y la fortaleza nos servirán de mucho dos realidades, muy buenas también para “expresar” (porque son mucho más que dos “términos”, son realidades, pero nos cuesta mucho decírselas a las personas): “Gracias” y “Perdón”.

Preguntó Pedro a Jesús: ¿cuántas veces debo perdonar a mi hermano, hasta siete veces?... respondió Jesús: no te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete" (Mt. 18, 21). Nosotros también necesitamos ser perdonados (porque si miramos bien, mucho hemos pecado) y también necesitamos perdonar. Es la ocasión de reflexionarlo: ¿Cómo lo hemos visualizado en nuestra preparación a la Navidad?. ¿Con qué disposición hemos acudido al sacramento de la reconciliación, o lo hemos promovido o alentado?. A cada uno la respuesta. Pero si descuidamos el sacramento de la reconciliación ningún renacimiento florecerá.

INGRESEMOS EN LA “TEODRAMÁTICA” DEL NIÑO

Al Eterno ya nos lo ha manifestado, Él, Jesús, que es la Epifanía del Padre, pues "nadie conoce al Padre sino el Hijo" (Mt 11,27). En su Venida Gloriosa lo veremos “cara a cara”. La Eternidad beata es nuestra esperanza. Mientras tanto, nosotros conocemos a Dios porque el Niño nos lo ha dado a conocer, para que tuviéramos vida, pues "esta es la voluntad del Padre, que todo el que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna"(Jn 6,40). Es lo que cuenta, con todas las buenas consecuencias que tiene para la vida humana, en camino a la Patria del Cielo. Todo lo demás pasa, “como la hierba que se seca”.

Así, entonces, con gran afecto pido que esta Navidad nos sumerja más y más en lo Eterno, y a la vez nos haga resurgir a una vida nueva y nos reafirme en nuestra responsabilidad de evangelizar (fácil es decirlo, difícil es “dejarse renovar”). Al “drama” que significa esta vida, dejémoslo transformar por Dios; puede hacerlo, quiere hacerlo, según el mayor bien para nosotros. Aceptemos que Él sea “Señor” de nuestra propia historia, en salvífica “teodramática”, no importa cuántas tristes vicisitudes podamos haber experimentado, quizá también con alguna “dies amara valde” (día de infinita amargura). La alegría del Corazón de Cristo todo lo supera y si la asumimos, nadie nos la podrá quitar.

El único Señor de la Historia es Dios. El único real Protagonista de la Evangelización es el Espíritu Santo. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo y el Pueblo de Dios. Nosotros cultivemos cada día más el espíritu de servidores. Imploremos la ayuda de la Virgen Inmaculada Madre de Dios, Madre de la Iglesia, y del Patriarca San José, “varón Justo” Patrono de la Iglesia; ellos fueron por excelencia de las excelencias los más puros anawim, en su espíritu manso, dulce y fuerte, ellos creyeron, contra toda expectativa humana, que “para Dios nada hay imposible" (Lc 1,37) y se sintieron confortados en Aquél Único que nos conforta (Cf Flp 4,13) pues María y José vivieron en plenitud esta certeza: el que, “para quienes aman a Dios todas las cosas contribuyen al bien” (Rm 8,28).

Sí, en el mysterium pietatis, misterio de piedad, todo se transforma en Bien para los que aman a Dios. Nosotros aferrémonos a que todo es posible para el que cree. Preguntémoselo, en nuestro interior, a María, “la Mujer creyente”.

Feliz Navidad, con todo el corazón, y “con todo el amor del que soy capaz” (en el sentir del Beato Charles de Foucault) muy feliz renacimiento en los corazones, en las familias y en las comunidades, bendiciones de lo Alto de las manos del Divino Niño; tengamos esperanza, sembremos esperanza. Paz y Bien.

Con afecto pastoral, en el Señor Jesús,


+Oscar

21 de diciembre de 2011


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Notas.
(1) Cf San Agustín, de Trin. 8, 5, 7; P.L. 42, 952.
(2) Benedicto XVI, Audiencia pública del miércoles 21 de diciembre en el Aula Pablo VI del Vaticano.
(3) Ibid.
(4) Pablo VI, MESSAGGIO URBI ET ORBI Solennità del Natale del Signore Giovedì, 25 dicembre 1975

10 diciembre 2011

Procesión y Misa de la Inmaculada Concepción en Campana Ciudad

Esplendorosa procesión de la Inmaculada

Una tarde esplenderosa presidió ayer la procesión de la Inmaculada Concepción, muy enraizada con la vida e historia de la ciudad y cargada de religiosidad popular. La Inmaculada Concepción salió desde el templo parroquial de Santiago Apóstol, para realizar la procesión y recorrer calle Anchorena hasta la Plaza Colón donde se realizó la multitudinaria Santa Misa celebrada por el padre Atilio y concelebrada por el padre Arturo Terenzi.

Durante la procesión se cantó, se rezó y se meditó sobre el valor de la vida como primer derecho humano a defender.
Estuvieron presentes las comunidades de las distintas capillas y centros misionales de Baradero, como así también los colegios católicos con sus banderas de ceremonias, Prefectura Naval, Policía Comunal y Colectividades.
El toque de color lo daban también los niños que han recibido su Primera Comunión este año y, como es habitual para esta fiesta, y realizaron su Consagración a María.

23 noviembre 2011

“BODAS DE ORO” DE LA VICARÍA DE FÁTIMA EN EL “BAJO DE ZÁRATE”

Diócesis de Zárate-Campana

La Vicaría de Fátima ha cumplido sus bodas de oro y se ha transformado en emblema de la comunidad católica de El Bajo. Asistió a las celebraciones nuestro Obispo diocesano, Mons. Oscar Sarlinga, junto con Mons. Edgardo Galuppo, Mons. Ariel Pérez, el P. Eduardo Mussato y el Diác. Ramón Álvarez, junto con gran cantidad de fieles. La imagen de la Santísima Virgen fue recibida con los acordes de la banda de la Prefectura local. Antes de ingresar al templo, el Obispo bendijo una placa conmemorativa. La iglesia, enclavada en la calle Hipólito Yrigoyen a metros de la Costanera, es un referente de la zona, un lugar de encuentro de la filegresía católica de todo Zárate. El 18 de noviembre se cumplieron los 50 años de la inauguración de la capilla construida por la empresa “Celulosa Argentina”, gracias a las gestiones de vecinos de la zona y con la anuencia de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen y del entonces Obispado de San Nicolás de los Arroyos (pues Zárate pertenecía a dicho Obispado, mientras que Campana a San Isidro). Una protagonista esencial de esa obra fue una vecina entrerriana-de Gualeguaychú-, Celedonia Planchón de Ferreyra-quien llegó a radicarse a Zárate con su esposo y siete hijos y ferviente católica con anuencia de la Acción Católica de la Parroquia del Carmen comenzó a dar catecismo a los niños de la zona, sin un espacio físico pero con gran entusiasmo con la colaboración de dos catequistas Adela Santoni y Mónica Jaureguiberry. Primero en la planta baja de la Escuela Nro. 5 donde concurrían 48 alumnos, después en vagones de un predio de Callegari y en casas de familia como la de los Irurita, en calle 25 de Mayo. Esos fueron los comienzos de la acción pastoral en El Bajo que luego llegó a convertirse en un movimiento social. La acción catequística se fue ampliando en objetivos, pensando en la capilla que reuniera a los fieles para las celebraciones católicas. Para ello, Celedonia recurrió a la colaboración de Celulosa Argentina, donde encontró el apoyo de Gerente Carlos García. La empresa cedió el terreno de la calle H. Yrigoyen y Molo y la construcción de la capilla en base con un gran vitral que representaba a la Virgen a la que se denominó Nuestra Señora del Rosario de Fátima. El 18 de noviembre de 1961, la capilla fue inaugurada con la celebración de la misa a cargo de los sacerdotes Antonelli y Bruno Canal de la mencionada parroquia del Carmen. Desde entonces, la comunidad católica creció en torno a la iglesia, concurrían muchos jóvenes y adultos e inició su trabajo pastoral en el barrio llamado de la Carbonilla, además de incontables obras en El Bajo y en las islas construyendo una comunidad activa y solidaria. Al celebrarse estas bodas de oro, es también imprescindible recordar a las primeras catequistas de la Fátima: Colomba de Peluffo, Celedonia de Ferreyra, Adela Santoni, Livia Canziani, Celmira Bacigalupo de Domínguez, Emilce Giménez, María Montani, Yolanda Lencina, y tantos colaboradores como los directivos de Celulosa Silvio Gagliardi, Fausto Batista, Carlos García, vecinos zarateños como Gerbaudo, Calviño, Consoli, Carmen Amigo, Susana Latorre, Paulina Coser, Valeria Cesanelli, Nélida Avanza, Felisa Sayago, Mercedes Tubia, Nueves San Martín, Catalina e Inés Casey, Elvira Deleglise, Tota Peluffo, Emilio Juynevichi, las hermanas Gassó.
En los actos celebratorios del 18 de noviembre, la eucaristía fue presidida por el Obispo Mons. Sarlinga y concelebrada por los sacerdotes mencionados, y asimismo al término de la misa se pudo disfrutar de la actuación del Coro “Amigos de la Música”, el Coro del Almacén Cultural y Coral Popular Zárate. Luego de dichos actos, se tuvo una cena comunitaria y un brindis celebratorio. Este sábado se tendrán nuevos frutos de la catequesis; a las 18 recibirán la eucaristía los niños de 2do. Año de inicio en la Fe Cristiana. El domingo a las 17, se celebrará la misa en acción de gracia y luego habrá procesión en la Costanera, show musicales, rock de la cristiandad y se entregarán reconocimientos de un Concurso de manchas. El próximo domingo 27, a las 9:30 habrá una misa de bendición de los matrimonios celebrados en estos 50 años y se entregarán recordatorios a los participantes de Concurso Literario.

10 noviembre 2011

Peregrinación del Pueblo de Dios a Luján

Con espíritu de fe, y alegría comunitaria se realizó la peregrinación a Luján. Autoridades viales de San Nicolás estimaron en 40.000 los peregrinos. En medio de un importante operativo para garantizar la seguridad de todos los peregrinos, miles de vecinos de Campana , Zárate y demás ciudades que coinciden con la circunscripción de la diócesis marcharon el sábado a partir de las 16, en esta 33º Peregrinación a Pie a Luján. Mons. Oscar Sarlinga se dirigió a Zárate, donde, el sábado a las 16 desde la plaza central, dirigió unas palabras a los peregrinantes allí congregados, y les dio su bendición. A las 18 el grupo concentrado en la plaza E. Costa de Campana fue despedido por Mons. Edgardo Galuppo, vicario general.
Esta madrugada, al cierre de esta edición, ya habían comenzado a llegar los primeros grupos de fieles, mientras se esperaba el grueso de la llegada de los grupos para después de las 5.30.
Desde las 6.00 estaba prevista la realización de la misa central a cargo de Monseñor Oscar Sarlinga.
A partir de las 02.30 del domingo 6 comenzaron a llegar los fieles peregrinos a Luján, donde fueron recibidos por los sacerdotes de la Basílica. El Obispo Mons. Sarlinga y numerosos sacerdotes estuvieron presentes desde las 03 de la madrugada de ese domingo para atender a los fieles en el sacramento de la reconciliación, es decir, para quienes se acercaron a confesarse, los cuales fueron en gran número, procedentes de las distintas ciudades. La Misa central fue presidida por Mons. Oscar Sarlinga y concelebrada por 20 sacerdotes de la diócesis, en tanto que numerosos otros permanecieron en los confesionarios para administrar la reconciliación.
Las instituciones intervinientes en la peregrinación, con la coordinación de la dirección de culto de la Provincia de Buenos Aires, fueron el ministerio de seguridad de la provincia de Buenos Aires, a través del Centro de Operaciones Policiales (COP) y las jefaturas departamentales y distritales de Zarate, Campana, Exaltación de la Cruz, Pilar, Mercedes-Luján, también el ministerio de salud de la provicia, la agencia vial de transporte de la provincia que por la resolución 49/2011 otorgaron el corte y restricción al tránsito de la ruta 6 y de todo el recorrido de la Peregrinación, la dirección Políticas de Seguridad Vial, la ayuda de cruz roja, bomberos voluntarios y muy especialmente el municipio de Campana y Zárate, así como también Pilar y Exaltación de la Cruz.

01 noviembre 2011

Encuentro del Obispo Mons. Oscar Sarlinga con los candidatos al diaconado permanente y sus esposas en Escobar

Luego del encuentro anual con los diáconos permanentes (ya ordenados) en la diócesis, que tuvo lugar en septiembre, el Obispo Mons. Oscar Sarlinga mantuvo esta vez un encuentro en Escobar (en instalaciones del Movimiento Apostólico de Schoenstatt) con los miembros de la Escuela de Ministerios de la diócesis, y candidatos al diaconado permanente, junto con sus esposas. El encuentro comenzó con la Santa Misa presidida por el Obispo en el llamado "Santuario" del Movimiento de Schoenstatt, y prosiguió con un ágape fraterno y por la tarde con distintas pláticas a cargo de Mons. Dr. Santiago Herrera (rector del Seminario y a la vez director de la Escuela de Ministerios) y del Pbro. Lic. Pablo Iriarte, sacerdote colaborador en distintos movimientos de pastoral familiar y psicólogo egresado de la Universidad del Salvador, el cual además de algunas prácticas ejerció también algunas dinámicas comunicativas entre los matrimonios presentes.


La mayoría de los diáconos permanentes existentes en la diócesis de Zárate-Campana (12) son casados y con hijos, aunque dos de ellos son célibes y uno de los candidatos a la ordenación ambién lo es, con lo cual se ratifica que dicha "vocación específica" con el sacramento del orden sagrado en el tercer grado puede realizarse tanto dentro del matrimonio como en la vida célibe, no en orden al sacerdocio sino como ministerio ordenado, configuración con Cristo Servidor. Así lo entiende la comunidad diocesana y es por ello que la recepción de los diáconos en las parroquias ha sido muy positiva y se ha dado en un contexto de aumento, perseverancia y santificación de las vocaciones sacerdotales, estando incluso alguno de los diáconos permanentes en la obra de promoción de las vocaciones sacerdotales y religiosas. La última ordenación diaconal que confirió Mons. Oscar Sarlinga fue el día sábado 29 de octubre, al Sr. Oscar Cabrera, casado, padre de 9 hijos, dedicado a la evangelización, la catequesis, la escuela de monaguillos y la caridad social (forma parte de la Asociación de fieles "Nuestra Señora de Lourdes" con sede en un barrio muy careciente del partido de Pilar). La ceremonia tuvo lugar en la iglesia de la Inmaculada Concepción, en Maquinista Savio (localidad ubicada exactamente en el límite entre los partidos de Escobar y Pilar, en la zona más densamente poblada de la diócesis).
El Plan Pastoral de la diócesis de Zárate-Campana delinea los trazos más salientes del diaconado permanente en la diócesis. Es un Plan abierto a concreciones, y de hecho ya han comenzado a realizarse las consultas para su revisión en el año 2012, como estaba previsto. A comenzar desde el Espíritu, esto es, en promover entre los ministros ordenados una profunda experiencia de Dios que alimente el seguimiento e imitación de Cristo «Buen Pastor». El diácono permanente ha de fomentar de modo también «permanente» una mayor vivencia de la comunidad católica, e impulsar la Nueva Evangelización como la entiende la Iglesia, viviendo el ministerio ordenado desde la perspectiva de la caridad pastoral, así como reavivar con la gracia de Dios el carisma recibido, a través de una sólida formación permanente.

El Obispo como Sucesor de los Apóstoles ordena diáconos permanentes, después de un previo discernimiento vocacional, principalmente a través de la Escuela del Diaconado Permanente, una vez comprobadas tanto la idoneidad y formación para este ministerio como la vinculación con la comunidad (que es esencial), y en razón de las necesidades de las diócesis. Es la diócesis la que está llamada a crear concretamente los espacios necesarios para que los diáconos colaboren en la animación de servicios pastorales, detectando y promoviendo líderes, y estimulando la corresponsabilidad de todos, en la comunión jerárquica y orgánica, para una cultura de reconciliación y solidaridad. No podríamos olvidar la dimensión misionera de los diáconos permanentes, pues ha sido uno de los ejes fundamentales de nuestra organicidad pastoral. Estos ejes son la comunión y la misionariedad, y han dado tanto fruto tanto en las misiones diocesanas como en las misiones populares en las parroquias, y aquéllas emprendidas por asociaciones de fieles y movimientos. Lamisionariedad fructifica cuando hay comunión, por ello, el Obispo y los sacerdotes, en este aspecto que estamos considerando, han de acompañar a los diáconos permanentes en su proceso formativo y de santificación y en el ejercicio de su ministerio, integrándolos activamente en la vida pastoral y fraterna, esto es, en una «fraternidad del Orden Sagrado», en un espacio de verdadera fraternidad, que es obra del Espíritu Santo. Nuestro Obispo solicita a menudo a los diáconos permanentes casados el mantener siempre un gran equilibrio con respecto al tiempo que le dedican a su familia, a su trabajo y a su ministerio, y que sean ejemplos vivos de la unidad y amor familiar en sus hogares.

¿Qué es el diaconado permanente?

El sacramento del ministerio apostólico comporta tres grados. De hecho «el ministerio eclesiástico de institución divina es ejercido en diversas categorías por aquellos que ya desde antiguo se llaman obispos, presbíteros, diáconos»(Conc. Ecum. Vat. II, Const. Dogm. Lumen Gentium, 28) Junto a los presbíteros y a los diáconos, que prestan su ayuda, los obispos han recibido el ministerio pastoral en la comunidad y presiden en lugar de Dios a la grey de la que son los pastores, como maestros de doctrina, sacerdotes del culto sagrado y ministros de gobierno.(Cf. ibidem, 20; C.I.C., can. 375, § 1.)La institución diaconal floreció, en la Iglesia de Occidente, hasta el siglo V; después, por varias razones conoció una lenta decadencia, terminando por permanecer sólo como etapa intermedia para los candidatos a la ordenación sacerdotal.El Concilio de Trento dispuso que el diaconado permanente fuese restablecido, como era antiguamente, según su propia naturaleza, como función originaria en la Iglesia.(Cf. Concilio de Trento, Sesión XIII, Decreto De reformatione, c. 17: ConciliorumOecumenicorum Decreta, ed. biligue cit., p. 750.) Pero tal prescripción no encontró una actuación concreta.El Concilio Vaticano II determinó que «se podrá restablecer el diaconado en adelante como grado propio y permanente de la Jerarquía... (y) podrá ser conferido a los varones de edad madura, aunn casados, y también a jóvenes idóneos, para quienes debe mantenerse firme la ley del celibato», según la constante tradición.( LG 29) Las razones que han determinado esta elección fueron sustancialmente tres: a) el deseo de enriquecer a la Iglesia con las funciones del ministerio diaconal que de otro modo, en muchas regiones, difícilmente hubieran podido ser llevadas a cabo; b) la intención de reforzar con la gracia de la ordenación diaconal a aquellos que ya ejercían de hecho funciones diaconales; c) la preocupación de aportar ministros sagrados a aquellas regiones que sufrían la escasez de clero. Estas razones ponen de manifiesto que la restauración del diaconado permanente no pretendía de ningún modo comprometer el significado, la función y el florecimiento del sacerdocio ministerial que siempre debe ser generosamente promovido por ser insustituible.Pablo VI, para actuar las indicaciones conciliares, estableció, con la carta apostólica «Sacrumdiaconatusordinem» (18 de junio de 1967),(AAS 59 (1967), 697-704) las reglas generales para la restauración del diaconado permanente en la Iglesia latina. El año sucesivo, con la constitución apostólica «Pontificalisromanirecognitio» (18 de junio de 1968),(AAS 60 (1968), 369-373) aprobó el nuevo rito para conferir las sagradas órdenes del episcopado, del presbiterado y del diaconado, definiendo del mismo modo la materia y la forma de las mismas ordenaciones, y, finalmente, con la carta apostólica «Ad pascendum» (15 de agosto de 1972),(AAS 64 (1972), 534-540) precisó las condiciones para la admisión y la ordenación de los candidatos al diaconado. Los elementos esenciales de esta normativa fueron recogidos entre las normas del Código de derecho canónico, promulgado por el papa Juan Pablo II el 25 de enero de 1983.(Los cánones que hablan explícitamente de los diáconos son una decena: 236, 276, § 2, 3o; 281, § 3; 288; 1031, §§ 2-3; 1032, § 3; 1035, § 1; 1037; 1042, 1o; 1050, 3o.)

18 octubre 2011

La diócesis de Zárate-Campana tuvo en Pilar su 5ta. Misión Joven, como todos los años

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Culminó la Vta. Misión Joven diocesana (16 de octubre)
Tuvo lugar en Pilar (ejido urbano de la ciudad, en parroquia de Nuestra Señora del Pilar)
Como todos los años, la Misión Joven convocó una multitud de jóvenes misioneros, quienes vivieron la profunda alegría de evangelizar, al mismo tiempo que afianzaron su fe y compromiso con Cristo y la Iglesia, de acuerdo con las palabras del Beato Juan Pablo II: “la fe se fortalece dándola” (de la Redemptoris misio).

La logística organizacional, el laborioso y silencioso trabajo de la cocina y el encargo de la alimentación de los jóvenes, la organización de las visitas a las familias y las dinámicas de grupo, el equipo litúrgico y de música, estuvieron a cargo de la delegación de Pastoral de Juventud y de la parroquia anfitriona, Nuestra Señora del Pilar.
La Misión Joven es organizada por la pastoral de Juventud (a cargo del P. Hugo Lovatto con el secretariado diocesano) y con apoyo de la delegación de misiones, la puesta a disposición de la parroquia que pide la misión y toma a cargo su organización, y el acompañamiento continuo del Obispo y de los organismos pastorales diocesanos.
Este año fueron 527 los jóvenes participantes, entre los cerca de 500 inscriptos en la delegación de Juventud y los restantes “servidores” pertenecientes a la parroquia. Durante la misión se tuvo visitas a las familias del lugar, evangelización y misión realizadas por los jóvenes, y algunos actos especiales, de carácter litúrgico, y animación misionera, así como estuvieron a disposición durante los días de misión los sacerdotes diocesanos que, numerosos (más de 20) acudieron para administrar el sacramento de la reconciliación.

Las parroquias del partido de Pilar prestaron una colaboración activa y muchos de los jóvenes misioneros eran provenientes de ellas, pero también de parroquias de Zárate, de Campana, de Baradero, de San Antonio de Areco, de Exaltación de la Cruz y de Escobar.
Durante la misión se tuvieron también algunos espectáculos, como el musical católico, a cargo del P. Poli, secundado por los jóvenes de la parroquia de Nuestra Señora de Pilar, procesión nocturna, y distintas dinámicas de grupo, que afianzaron a los jóvenes en su espíritu misionero.
En la misa de clausura, el domingo 16 de octubre, a las 11, concelebrada por 15 sacerdotes, con la asistencia de todos los seminaristas, fue presidida por Mons. Oscar Sarlinga y concelebrada por el cura párroco, Pbro. Jorge Ritacco, el vicario, Mons. Edgardo Galuppo, el Rector del Seminario, Mons. Santiago Herrera, el decano de Pilar, Pbro. Oscar Iglesias y otros sacerdotes del decanato y del resto de la diócesis.

En su homilía el Obispo destacó el espíritu misionero y esperanzador de los jóvenes, fruto de la presencia del Espíritu Santo, e hizo referencia al sentido de la misión, a la necesidad de ser “concordantes” (en el sentido de aportar concordia y unión de los corazones) y “esperanzados”, antes que “discordantes” y “quejosos”, porque con estas dos actitudes últimas, la Iglesia no hace misión. Agradeció a todos, autoridades presentes, a los laicos, especialmente a quienes tuvieron a cargo la logística de la misión (de la parroquia de Ntra. Sra. del Pilar), al colegio “Nuestra Señora del Pilar” que prestó toda su colaboración, y en especial a los jóvenes misioneros, quienes multitudinariamente participaron de la misa, junto con otros jóvenes y familias de la zona. También destacó el sentido de la “nueva evangelización”, a la expresión del Beato Juan Pablo II en la Redemptoris missio (“la fe se fortalece dándola”) y al anuncio que esa misma mañana había hecho el Papa Benedicto XVI acerca de la próxima convocación al “Año de la fe”.
A continuación ofrecemos algunos aspectos del Plan pastoral que se refieren a la Misión Joven.
La «Misión Joven» diocesana, se encuentra en el contexto de nuestra opción por la comunión y la misionariedad, que han quedado plasmados en nuestro «Plan Pastoral diocesano», el cual, en la INTRODUCCIÓN, I: «ORIENTACIÓN FUNDAMENTAL del PLAN» nos habla en primer lugar de la dimensión «discipular» a la que nos llama el Documento de Aparecida, a saber:
“En este sentido, dicho Documento de Aparecida nos lleva a ver en dicha pastoral orgánica una dimensión discipular: “Una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una comunidad concreta, en la que podamos vivir una experiencia permanente de discipulado y comunión con los sucesores de los Apóstoles y con el Papa”.
La «conversión a Jesucristo» es fundamental para redescubrir el sentido de la misión; por esta causa sigue diciéndonos nuestro «Plan»:
“A los fines de asegurar la vitalidad de esta pastoral ordinaria y orgánica sobre todo hemos de retomar con energía el proceso de la reforma y conversión de nuestras parroquias, procurando su renovación en profundidad y en ámbito evangelizador, aprovechando la totalidad de sus potencialidades pastorales para llegar efectivamente a cuantos le están encomendados, asumiendo de modo decidido y convencido un «estado permanente de misión», en primer lugar dentro de su propio territorio”.
Por supuesto, tenemos una historia, y la vocación por la dimensión misionera de toda la pastoral hemos venido trabajándola en las distintas instancias de nuestra Iglesia local desde hace más de tres años. En nuestro «Plan Pastoral» (en el capítulo I: «EL CAMINO PASTORAL RECORRIDO NOS ORIENTA, Y NOS ALLANA EL CAMINO POR RECORRER»), en el n. 2, se nos brindan «Orientaciones programáticas efectivamente realizadas y re-asumidas en este Plan Pastoral», entre las cuales las siguientes: -La Misión como una necesidad permanente y una actitud necesaria para la evangelización de nuestra diócesis. -El impulso de la Pastoral de Juventud y Pastoral Vocacional -El apoyo a los Movimientos eclesiales en la diócesis y a su integración en la Pastoral orgánica. Asimismo, en el capítulo I, n. 7, cuando se habla de la profundización en la dimensión evangelizadora de toda la Pastoral, se nos recuerda a todos que “(…) el Proyecto pastoral debe profundizarse aún más al considerar el aspecto evangelizador, el objetivo de lograr una diócesis misionera. También en ese sentido, el «camino recorrido», o la misma realidad eclesial vivida, tiene mucho para proponernos. Ya se había reflexionado sobre la necesidad de la misión entendida en primer lugar hacia dentro de la misma comunidad diocesana. Ése es el sentido del llamado “estado de misión”. En el Mensaje que nos dirigió nuestro Obispo con motivo de la apertura del «Año Paulino Jubilar» nos decía nuestro Pastor: “Este tiempo de gracia es ocasión propicia también para que reflexionemos en la relación esencial entre justicia y caridad, virtudes inseparables, tema al cual el Papa le ha dedicado una especial consideración en la segunda parte de su Encíclica «Deus Caritas est». No existe caridad sin justicia. Al mismo tiempo, el cristiano está llamado a buscar siempre la justicia, llevando dentro de sí el impulso superador que proviene del Amor, que supone la justicia y la trasciende. Reaprender a ser justos, a compartir, a crear condiciones de justicia y paz, implica abrir el corazón a Dios y a los hermanos. Que sea éste un tiempo en que podamos ver cómo la fe abre puertas extraordinarias al trabajo por un orden justo en la sociedad, a una «caridad social» rectamente entendida y aplicada, y en particular en lo referente a los fieles laicos, en la participación personal en la vida pública, cooperando con los demás ciudadanos” (Carta pastoral del Obispo con motivo del Año Paulino”) Ahora entonces, fijémonos en la referencia concreta que hace el «Plan Pastoral diocesano» a las misiones juveniles (capítulo I, n. 7): “La propuesta y puesta en práctica de las «misiones juveniles» llevadas a cabo en distintas ciudades y localidades de la diócesis por parte de grupos de jóvenes misioneros ha tenido una importancia clave en el conocimiento mutuo, en el amor por el sentido de la misión, y en la revitalización de comunidades católicas que hasta ahora habían sido visitadas más bien por otros grupos religiosos o incluso por sectas”. Conjugando la Pastoral Litúrgica, con la de Juventud, con la Pastoral misionera, la vocacional y la caritativa institucional, fueron planificadas las misiones juveniles en el mismo lugar, ciudad o partido donde iban a ser celebradas las Fiestas Patronales diocesanas (en torno al 8 de mayo), día en que se viene llevando a cabo una entera «Jornada Pastoral», compuesta principalmente por la dimensión catequística, juvenil y caritativa”. Todo un programa de vida y de vida misionera. Pongamos aquí nuestro corazón, para que tantos hermanos se encuentren con la Palabra de Jesucristo, con la Eucaristía, que se reconcilien con el Señor y con la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo y Pueblo de Dios, que se reconcilien con el Amor con el que Dios nos amó, y dén de ese Amor a los demás, para construir una sociedad nueva.

14 octubre 2011

Son 500 los jóvenes inscriptos para la Misión Joven en Pilar, que dio inicio con la Fiesta de la Virgen del Pilar

Las festividades de Nuestra Señora del Pilar, en las que estuvieron presentes nuestro obispo, Mons. Oscar Sarlinga, 25 sacerdotes (entre los cuales Mons. Edgardo Galuppo, vicario general, el cura párroco, Pbro. Jorge Ritacco y el Pbro. Oscar Iglesias, decano de Pilar), diáconos permanentes y muy numerosos fieles, tuvieron este año un significado especial, de carácter misional. Se hallaban presentes en la misa el Sr. Itendente municipal y distintas autoridades municipales.
Como todos los años, ya en las fiestas patronales de la diócesis (el 8 de mayo) o en otra festividad de la Virgen María (en este caso, el 12 de octubre) la diócesis de Zárate-Campana da inicio a la “Misión Joven”, es decir, el gesto de misionariedad que jóvenes misioneros realizan en una localidad o ciudad que se elige el año anterior por el consejo presbiteral. Para este año 2011 se eligió la fecha en torno de Nuestra Señora del Pilar puesto que para la fecha de la Virgen de Luján numerosos laicos (y también el obispo) participaron del Ier. Congreso Nacional de Doctrina social de la Iglesia.
Según datos de la Delegación de Pastoral de Juventud, este año son cerca de 500 (inscriptos al día de ayer, 12) los jóvenes que misionarán la parroquia de Nuestra Señora del Pilar, en Pilar (Provincia de Buenos Aires) con el lema “Con María, anunciemos al Dios de la Vida”. Se informará del curso de la misión en esta página web del obispado y en la página web de la parroquia del Pilar (http://www.parroquiadelpilar.org.ar/index.html), que puede consultarse también desde ésta.
En cuanto a las festividades en sí de Nuestra Señora del Pilar, con multitudinaria participación, pese a las persistentes lluvias, dieron inicio, como se ha dicho, al estado de misión, que durará hasta el día 16, con la misa de clausura, que presidirá el obispo. Ya en la vigilia del 12 de octubre, los jóvenes de la comunidad parroquial comenzaron las “Mil Ave María” en el templo parroquial, habiendo finalizado con el “Rosario iluminado” a las 24.
La novena de las fiestas patronales incluyó la temática de la caridad, el afianzamiento de la comunidad parroquial como “comunidad de comunidades”, los enfermos, la oración por los difuntos, los jóvenes y las bienaventuranzas, la familia, la educación y la misionariedad (el estado de misión y la dimensión misionera de la pastoral, e incluso de toda la vida cristiana en tanto testimonial), lo cual, como dijo Mons. Sarlinga en su homilía del día 12, constituyen otros tantos “pilares” que cimientan la pastoral parroquial y diocesana. En presencia de las autoridades municipales y de todo el pueblo, el Obispo se refirió a la lectura de la carta de San Pablo a los Romanos, y dijo que constituía como “todo un código de ética católica”, es decir, de auténtica moral, y mencionó a continuación las realizaciones prácticas de “vivir en armonía y en paz” como pide el Apóstol, “siendo que en toda sociedad, algunos conflictos son inevitables, pero siempre han de ser resueltos en la justicia y en la paz” –dijo-. Narró luego la aparición de la Santísima Virgen al Apóstol Santiago y a los discípulos, en el año 40, en Caesaraugusta (Zaragoza) y como los confortó con la virtud de la fortaleza, “la cual debemos siempre implorar de Dios, junto con la alegría, “la alegría discipular” –mencionó- citando a San Agustín, al que llamó “profundo conocedor del alma (y de la «psykhé») humana”, y se refirió a una de sus cartas en la que habla del tema, a saber: “Dado que Jesús mismo es la alegría de sus discípulos, esta afirmación del Señor se halla en perfecta armonía con lo que dice San Pablo: «Una vez resucitado de entre los muertos, Cristo no muere más, y la muerte ya no tiene poder sobre él»” (SAN AGUSTÍN, In Joannem, 101,3). Acotó Mons. Sarlinga que “el desafío, sin embargo, radica en entrar cada día más en contacto existencial con Jesús Resucitado, a través de la vida del discípulo, la oración, los sacramentos y la práctica de la virtud teologal de la caridad, y su dimensión social en la solidaridad”.
Al término de la eucaristía, el cura párroco, Pbro. Jorge Ritacco, saludó y agradeció al Obispo, al Sr. Intendente y autoridades presentes, y a toda la comunidad parroquial, a la cual agradeció especialmente la colaboración en las fiestas patronales, a la vez que dio noticia del inicio de la Misión joven y explicó cómo se irá desarrollando en sus diversos momentos de oración y actividades misionales.
Para información sobre el curso de la misión en:
http://www.parroquiadelpilar.org.ar/index.html

05 octubre 2011

Colación de ministerios en la catedral Santa Florentina

Numerosos fueron los seminaristas que recibieron la admisión a las Sagradas Órdenes en la iglesia catedral de Santa Florentina, en Campana, y también el obispo confirió el lectorado. Asimismo, recibieron ministerios los candidatos al diaconado permanente, perrtenecientes a la Escuela diocesana de ministerios. En la diócesis se ha producido un aumento de las vocaciones sacerdotales, y al mismo tiempo, conforme al Plan pastoral, se ha señalado que el diaconado permanente es una vocación específica, que no suple al sacerdocio ministerial sino que desempeña una misión propia en la Iglesia. Señaladamente se ha notado que los mismos diáconos permanentes se han ocupado en las parroquias por el aumento, perseverancia y santificación de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y en algunos casos forman parte de las obras de las vocaciones parroquiales.

Después de la proclamación del evangelio el obispo se dirijio a los seminaristas con estas palabras:
Ustedes queridos hijos se presentan hoy a la iglesia para ser admitidos como candidatos al orden sagrado. Cristo mandó "rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha". Ustedes conociendo la preocupación del Señor por su pueblo y teniendo en cuenta la necesidad de la Iglesia, se sienten preparados para responder con generosidad al llamado del Señor y decirle con el profeta "aqui estoy, enviame", y confiando en él esperen realizar con fidelidad su vocación.

Luego se refirio a los lectores y acólitos exhortandolos con palabras paternales:
Como lectores ayudarán en la misión de predicar el evangelio a todos los hombres y por eso recibirán un oficio particular en el pueblo de Dios: oficio que está al servicio de la fe que se nutre de la Palabra de Dios. Vivan este ministerio con total comunión de fe. Ustedes futuros acólitos participarán de un modo singular en el ministerio de la Iglesia cuya vida tiene su cumbre y fuente en la eucaristía, por la que es edificado y crece el pueblo de Dios.

Por último con encendidas palabras invito a los fieles presentes y en especial a los seminaristas y sacerdotes a pedir la gracia de revivificar en todos nosotros la esperanza teologal, a cultivar una verdadera pasión por la evangelización y misión de la Iglesia, y a no dejarse desanimar por las insidias del enemigo, el se manifiesta de diferentes formas en el mundo, tantas veces a través de estructuras, de la índole que fuera, para hacer ver de tal modo que no obra "personalmente" con su insidia (citó para ello un discurso del Beato Papa Juan Pablo II en la isla de Madeira, de 1995) y señaló que es el pecado y sus consecuencias, que siempre es "de las personas" (aunque afecte a las estructuras) el que actúa, y que hemos de vencer toda insidia, todo movimiento al desánimo y al desencanto, con la Gracia de Dios y la ayuda de la Virgen.

Muy numerosos fueron los jóvenes presentes, amigos y familiares de los seminaristas, y también miembros de las familias de los candidatos al diaconado permanente.

Luego de la misa el obispo junto a algunas decenas de sacerdotes, más los amigos y familiares de los seminaristas compartieron un fraterno agape en el Club de Bomberos voluntarios de la ciudad de Campana.

20 septiembre 2011

Crónica del acto en colegio Santa María de Belén de Escobar- 10 de septiembre de 2011

En el amplio y pulcro oratorio del Colegio Episcopal Santa María de Belén de Escobar para participar inscripto en el contexto de los 35 años de la creación de la Diócesis de Zárate-Campana por el Papa Pablo VI, en el año de la Amistad Argentino Polaca y en el décimo aniversario de la entronización de la tela gemela a la actual, en la Catedral San Gregorio Iluminador de Buenos Aires y con la adhesión de los dos consejos diocesanos de la Legión de María- asociación internacional de apostolado seglar- en los 90 años de su fundación, el señor obispo Monseñor Dr. Oscar Domingo Sarlinga bendijo y entronizó con rito solemne dicha imagen .El acto litúrgico contó con la apoyatura de voces del Coro Cocatedralicio bajo la dirección del maestro Mariano Di Batistta, y la locución del señor José Cuello.
El Evangelio, propio de la fiesta de la Natividad de la B.V.M. fue proclamado por el Pbro. Mauricio Aracena, quien a su vez asistió como ceremoniero al señor obispo. En su breve pero sustanciosa homilía, el señor obispo agradeció a referentes institucionales presentes, se detuvo en el misterio de la Virgen María y la Redención, sus diversas advocaciones y el hilo conductor que une a esta aclamada reina de la “Españas” que incluye a todo el mundo de habla hispana, como a su vertebración en la primer evangelización del Nuevo Mundo, y a su presencia en lugares tan distantes como Codén (Polonia) y su singular ingreso en nuestro país en una catedral ortodoxa. Y su apronimia con la advocación originada en México en 1531, que en un mismo vocablo, hizo comprensible en dos advocaciones diversas por su origen, modo y misterio a la misma Siempre Virgen María Madre de Dios. Destacó la presencia de colectividades, polaca, boliviana, portuguesa, como a Belén de Escobar ciudad de colectividades. Recordó que en este año del 35 aniversario de la creación de la diócesis por SS. Pablo VI, y en el año de la amistad argentino polaca, este acto constituye un eslabón festivo y expresión de diálogo de culturas.
El señor obispo se trasladó luego hasta el lugar de la entronización de la imagen de la Santísima Virgen. A su llegada Monseñor Licenciado Marcelo Monteagudo, Representante Legal del Colegio Santa María, y el Pbro. Dr. Néstor Daniel Villa, donante del lienzo sagrado, donación efectuada en memoria de sus padres, Carlos y Mercedes Calvo de Villa, y con ellos Don Ramón Zacharski y su hijo Lucas, referentes de los cuadros pastorales de la ciudad, y en su condición de descendientes de polacos en el año de Amistad Argentino Polaca, descubrieron la sagrada imagen. Junto a la imagen, una leyenda explicativa finamente enmarcada encuadra origen, extensión, vigencia y sentido de la advocación, y un escudo de Armenia en madera labrada – donación del arzobispo armenio apostólico Kissag Mouradiàn- señala la vinculación y hermanamiento de ambas entronizaciones (San Gregorio Iluminador 2001- Belén de Escobar 2011). Luego de la bendición, fue elevada una alabanza a la Santísima Virgen en kechua por Sotelo Ortega, del consejo”Nuestra Señora de Urkupiña” de la curia de la Legión de María de Presidente Derqui.
Entre los presentes señalamos al señor Presidente de la Casa De La Unión Europea—Don Guido Butticci-y miembros de dicha institución, al señor Vicecónsul de España en Zárate, Don Juan Carlos Rodríguez, al Lic. Jorge A. Bulín Presidente de la Comisión Diocesana Justicia y Paz y miembros de la Comisión, a la Presidente Delegada de la Asociación Amigos de Santa Brígida de Suecia- Dña. Ma. Esther S. de De Dominicis, a miembros de los Centros de Piedad Ecuménica, a las Presidentas de los Consejos Diocesanos de Legio de Maria : Srta. Beatriz Legasa y Margarita Càceres a Representantes de Centro de Scouts de Escobar y Cofrades de variadas asociaciones de la diócesis, muchos de ellos fieles provenientes de barrios muy humildes, y alumnado del Colegio Santa María, quienes tuvieron a su cargo el montaje de la infraestructura de sonido, y fotografía.
Se recibieron adhesiones de Su Santidad Karekin II, Patriarca y católicos de Todos los Armenios ( Etchmiadzin-Armenia), del Arzobispo Kissag Mouradiàn, Primado de la Iglesia Apostòlica Armenia en Argentina y Chile –(ausente en el país- desde Roma)-
De los Arzobispos Metropolitanos Jesús Pérez Rodríguez( Sucre) y Juan Antonio Ugarte Pérez (Cuzco), del Reverendo Sven Winterstam, Capellán Real Emérito de la Iglesia Sueca de Buenos Aires( desde Suecia), de la Abadesa y Monasterio del Santísimo Salvador de Santa Brígida de Vadstena (Suecia) de las Asociaciones de Amigos De Santa Brígida de Suecia y de Francia. Y un muy cálido saludo de las Sociedades Israelitas de tanto de Zárate como de Campana.
El conjunto de danzas armenias, bajo la dirección de Sergio Kniassian, interpretó diversos temas de variado cromatismo, soltura y profesionalidad. Una decena de parejas jóvenes con su indumentaria típica, comenzando con el rito de hospitalidad y bienvenida de la bendición del pan y la sal, que le fue presentada al señor obispo, Monseñor Oscar Sarlinga para ello. Luego la cantante Miriam Nova, interpretó en hebreo, con la maestría y lirismo que la caracteriza, tres temas de los cuales explicó su mensaje: la bendición de los padres a los hijos en vísperas del , una súplica por la paz y concluyó con la hermosa canción “Mesías” seguida con palmas por el auditorio.
Fue una profusión de luz, sonido y color, en una tarde que comenzó a declinar con viento frío, y donde prevaleció la alegría del en honor a Nuestra Señora, Cerró el acto el señor obispo, con palabras de gratitud para con todos, y recibió una certificación de agradecimiento de por parte del Presidente de la Casa de Unión Europea, Don Guido Butticci, a la par que una bandera de la Comunidad Europea. El funcionario, destacó la importancia de la civilización y la cultura y el rol de Santa Brígida de Suecia, copatrona de Europa, haciendo extensivos sendos certificados para el arzobispo Kissag Mouradiàn, Monseñor M. Monteagudo y el Pbro. Dr. Néstor Daniel Villa.

14 septiembre 2011

La parroquia de la Exaltación de la Cruz prepara sus fiestas patronales, que serán presididas por Mons. Oscar Sarlinga

Ésta noticia puede leerse también en: http://padrenuestro.net/

Se prepara la parroquia para las tradicionales fiestas patronales y la procesión con el Cristo de la Exaltación de la Cruz y la reliquia de la Vera Cruz del Señor


La celebración se ha llevado a cabo durante la Santa Misa de ese día, ocasión especial ya que toda la comunidad Parroquial ha recibido con gran alegría la incorporación de los nuevos hijos de Dios.
*El Sabado 10 de Septiembre se celebró la Misa de Juvileo de los Matrimonios que este año cumplieron o cumplirán 25 y 50 años de Casados. Fueron momentos muy emotivos, ya que en estos tiempos que corren ver a tantos Matrimonios que eligen amar, cumpliendo con el Sacramento del Amor, es verdaderamente una gran motivación para toda la Comunidad.
*El Domingo 11 de Septiembre se Celebró la Santa Misa, con una participación especial de la catequesis.
Las catequistas en conjunto con los niños, confeccionaron alrededor de 200 cruces, en la que cada una llevaba un mensaje de amor y bendición, las mismas fueron atadas a unos globos, y como cierre de la procesión que se realizó con la Santa Reliquia de la Cruz, fueron soltados al cielo, con el deseo y la esperanza de que muchos hogares reciban la Bendición de Dios en este pequeño gesto.

28 agosto 2011

Colecta nacional de Cáritas en Zárate-Campana, casi un 50% más que en 2010.

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El resultado de la colecta en nuestra Diócesis de este año 2011 fue de $436.447,01, un 49,77% superior a la de 2010, y respecto al 2009 un 84,50%. De los fondos juntados, un tercio queda en cada parroquia para asistir directamente a vecinos. Luego, otro tercio de lo recolectado va a la Diócesis para apoyar programas de promoción a nivel regional.
En Zárate-Campana se llevó a cabo en junio la colecta anual de Cáritas bajo el lema “Pobreza Cero. Compromiso de Todos”. “Pobreza Cero, Compromiso de todos es mucho más que un lema, se trata de un desafío, y más sociológico, de carácter pastoral en un sentido amplio; forma parte de la misión en tanto bautizados (o de hombres y mujeres de buena voluntad), la de comprometernos con seriedad, perseverancia, alegría, a la construcción de una sociedad renovada, en la que comience a brillar la civilización del amor, como nos han pedido los Papas Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI”.


Agradecimiento:

QUERIDOS HERMANOS Y AMIGOS:
Llegó la necesaria hora del agradecimiento, de dar a conocer el resultado de la reciente Colecta Nacional de Cáritas y de hacer unas reflexiones.
Agradecimiento en primer lugar a Dios de la Vida, compasivo y misericordioso que sopló fuerte en el corazón de muchos, y nos hizo participes de la alegría del compartir, porque desde nuestros dones y talentos, ofrecidos por amor, puestos es sus manos, como el pan y los peces, se multiplicaron. Así muchos más pudieron comprender que Dios se está ocupando y nos llama a transformar la realidad, por más que el concepto de Pobreza Cero pudo parecer utópico. En realidad, fue y es una propuesta desafiante, como la de Jesús cuando le dijo a los discípulos suyos: “Denles Ustedes de comer”. Sentimos que “nos compromete a trabajar como sociedad para lograr un verdadero cambio, procurando entre todos ponerle fin al escándalo de la pobreza extrema y la exclusión. Pobreza Cero expresa nuestro deseo de lograr un mundo en el que cada mujer y cada hombre puedan vivir con dignidad y en paz y realizar su pleno potencial como ser humano”.
El resultado de la colecta en nuestra Diócesis de este año 2011 fue de $436.447,01, un 49,77% superior a la de 2010, y respecto al 2009 un 84,50%.
Por eso, desde nuestra misión en Cáritas, queremos reafirmar que la misión acompañar la vida de los pobres y excluidos es “un compromiso de todos”. Creemos que es posible trabajar juntos. A este resultado no se llegó por esfuerzos aislados. Creemos y trabajamos para que cada vez más el resultado de una colecta sea el reflejo de toda una comunidad parroquial y diocesana, que ha comprendido la primacía de la Caridad, que asiste y acompaña los procesos de inclusión, para que todos lleguen a vivir dignamente, incorporándose y siendo partícipes de “este don maravilloso que es la vida en todos sus aspectos, la vida personal, familiar, comunitaria, social”
A días, de las elecciones internas primarias y obligatorias, en un año de elecciones presidenciales, rezamos para que, habiendo superado, o estando trabajando para ello, podamos asumir con responsabilidad el compromiso ciudadano, de elegir a quienes prometen velar por el bien común, que los planes sean solo el paso inmediatamente anterior a propuestas de trabajo dignos, que la educación sea inclusiva y sostenida.
Invitamos a quienes quieran seguir a lo largo del año comunicándose y estar al tanto de nuestras actividades comunicarse consultando nuestra página.
Rezamos por todos Ustedes con afecto en el Señor

Cáritas Diocesana
Zárate - Campana

18 agosto 2011

Festividades de la Asunción de la Virgen en Zárate-Campana

Imagen de la Inmaculada Concepción

El Obispo Mons. Oscar Sarlinga celebró la misa de la Asunción de la Santísima Virgen María para los alumnos del colegio “Santa María” de Escobar, en el salón auditorio anexo a la iglesia concatedral de la Natividad del Señor (en razón de estar el templo en restauración final, por la próxima inauguración y consagración del 27 del corriente). El espacio se encontraba colmado, de alumnos niños, jóvenes, padres y madres de familia y asimismo de profesores y maestros, lo cual es significativo porque la asistencia a la celebración fue optativa. Concelebraron con el obispo el representante legal del citado colegio (y delegado diocesano para las misiones) Mons. Marcelo Monteagudo, el cura párroco de la parroquia de la Natividad del Señor, Pbro. Daniel Bevilacqua y el vicario parroquial, Pbro. Alfredo Antonelli.
Por la tarde del día 15 de agosto, el obispo Mons. Oscar Sarlinga celebró la misa en la iglesia criptal de Santa Florentina y lo Santos Padres de la Iglesia hispana, en la ciudad de Campana, habiendo concelebrado el Pbro. Agustín Villa. También en esta ocasión se dio la participación de muy numerosas familias, jóvenes, niños, fieles de toda edad que acudieron a honrar a la Madre de Dios Asunta al Cielo. El Obispo predicó sobre la “Mujer revestida de Sol” del libro del Apocalipsis, como figura de la Iglesia y de la Virgen María.

Explicación de la festividad religiosa
La Asunción es un mensaje de esperanza que nos hace pensar en la dicha de alcanzar el Cielo, la gloria de Dios y en la alegría de tener una madre que ha alcanzado la meta a la que nosotros caminamos. Este día, recordamos que María es creatura humana perfecta, obra maravillosa de Dios. Concebida sin pecado original, el ser de María estuvo siempre libre de pecado. Era totalmente pura. Su alma nunca se corrompió. Su cuerpo fue siempre un templo santo e inmaculado. También, tenemos presente a Cristo por todas las gracias que derramó sobre su Madre María y cómo ella supo responder a éstas. Ella alcanzó la Gloria de Dios por la vivencia de las virtudes. Se coronó con estas virtudes. La maternidad divina de María fue el mayor milagro y la fuente de su grandeza, pero Dios no coronó a María por su sola la maternidad (por ser Madre de Dios), aunque preeminentemente por ello, sino por sus virtudes: su caridad, su humildad, su pureza, su paciencia, su mansedumbre, su perfecto homenaje de adoración, amor, alabanza y agradecimiento. María cumplió perfectamente con la voluntad de Dios en su vida y eso es lo que la llevó a llegar a la gloria de Dios. En la Tierra todos queremos llegar a Dios y en esto trabajamos todos los días. Esta es nuestra esperanza. María ya ha alcanzado esto. Lo que ella ha alcanzado nos anima a nosotros. Lo que ella posee nos sirve de esperanza. María tuvo una enorme confianza en Dios y su corazón lo tenía lleno de Dios. Ella es nuestra Madre del Cielo y está dispuesta a ayudarnos en todo lo que le pidamos. Un poco de historia El Papa Pío XII definió como dogma de fe la Asunción de María al Cielo en cuerpo y alma el 1 de noviembre de 1950. La fiesta de la Asunción es “la fiesta de María”, la más solemne de las fiestas que la Iglesia celebra en su honor. Este día festejamos todos los misterios de su vida. Es la celebración de su grandeza, de todos sus privilegios y virtudes, que también se celebran por separado en otras fechas. Este día tenemos presente a Cristo por todas las gracias que derramó sobre su Madre, María. ¡Qué bien supo Ella corresponder a éstas! Por eso, por su vivencia de las virtudes, Ella alcanzó la gloria de Dios: se coronó por estas virtudes. María es una obra maravillosa de Dios: mujer sencilla y humilde, concebida sin pecado original y, por tanto, creatura purísima. Su alma nunca se corrompió. Su cuerpo nunca fue manchado por el pecado, fue siempre un templo santo e inmaculado de Dios. En la Tierra todos queremos llegar a Dios y por este fin trabajamos todos los días, ya que ésa es nuestra esperanza. María ya lo ha alcanzado. Lo que ella ya posee nos anima a nosotros a alcanzarlo también. María tuvo una enorme confianza en Dios, su corazón lo tenía lleno de Dios. Vivió con una inmensa paz porque vivía en Dios, porque cumplió a la perfección con la voluntad de Dios durante toda su vida. Y esto es lo que la llevó a gozar en la gloria de Dios. Desde su Asunción al Cielo, Ella es nuestra Madre del Cielo, imagen de la Iglesia, como primera redimida, imagen del Pueblo de Dios que peregrina en la historia, imagen de la Iglesia como “Persona Mystica” (esta expresión pertenece al Papa Pablo VI).

07 agosto 2011

Carta pastoral de Mons. Oscar Sarlinga en el XXXV aniversario de la diócesis de Zárate-Campana


Carta pastoral de Mons. Oscar Sarlinga en el XXXV Aniversario de nuestra diócesis de Zárate-Campana
Sábado 6 de agosto, en la Transfiguración del Señor

Queridos hermanos y hermanas
Les pido hoy que escuchemos lo que nos dice el Padre a través del Espíritu, como en la Transfiguración, una vez que la nube los cubrió con su sombra, cuando en presencia del Señor transfigurado, en presencia de Moisés y de Elías, los apóstoles oyeron la voz del Padre que dijo “este es mi Hijo muy querido, escúchenlo” (Cf Mt 17,5). En nuestro caminar en la fe, queremos escuchar lo que el Espíritu dice a la Iglesia, también a nuestra Iglesia particular, nuestra Iglesia diocesana. Les pido también, paciencia y misericordia, aplicadas a la lectura de ésta.
En este XXXV aniversario se hace más y más necesario el fortalecer la comunión orgánica en nuestra Iglesia particular a fines de recibir un impulso nuevo, capaz de crear tiempos nuevos de evangelización, en una Iglesia que quiere arraigarse todavía más en la fuerza profética y poder perennes de Pentecostés, procurando ser cada día más como «un solo corazón y una sola alma» (Hech. 4, 32), pues tenemos por delante la apasionante tarea de hacer renacer el celo evangelizador, en el horizonte exigente y comprometido de la pastoral ordinaria. De esta misión religiosa “brotan tareas, luz y fuerzas que pueden contribuir a construir y consolidar la comunidad de los hombres según la Ley divina”(1)

I. La Iglesia-comunión en la actual diócesis de Zárate-Campana, que comenzó en el siglo XVII
Nuestra diócesis de Zárate-Campana cumple en este 2011 sus XXXV años desde su creación, el 21 de Abril de 1976, por parte de Su Santidad Pablo VI, con territorio desmembrado de la entonces diócesis de San Isidro y de la diócesis de San Nicolás. Como diócesis, como circunscripción eclesiástica, es “joven”, en cambio, presencia y como corriente de evangelización y misión, e incluso de organización civil, data de siglos; una de sus parroquias, Santiago del Baradero, es la más antigua de la provincia de Buenos Aires (de 1615, “curato de indios”, en el lenguaje de la época, curato del pueblo originario que allí poblaba, y donde se hablaba guaraní, lengua defendida y sistematizada por Fray Luis Bolaños, cura de Baradero) y otra de ellas, San Antonio de Areco (de 1730, es de las primeras erigidas como curato en la actual provincia civil, y no menor lo es Nuestra Señora del Pilar, en el actual Pilar, y Exaltación de la Cruz).
Nuestra Patrona, otorgada por el mismo Papa Pablo VI, es la Virgen de Luján, de la cual éstas son sus tierras. Es la misma Virgen María, en la advocación en la cual es Patrona de la Argentina, la Virgen Madre de la Iglesia, porque “Madre de Cristo y de todos los miembros de Él”(2) , como enseñó San Agustín, y Madre de todos nosotros, de los cuales el Señor Jesús se dignó ser “padre y hermano”(3) . La Virgen de Luján nos ha sanado, nos ha hermanado desde el inicio de nuestra diócesis, y de ello es testigo la extraordinaria e ininterrumpida peregrinación del Pueblo de Dios a su Santuario en Luján, que corre como un río de vida fluyente y sanante a lo largo de nuestra diócesis, en el mes de noviembre, y esto desde su creación hasta ahora.
Con la erección de la diócesis, el 21 de abril, al mismo tiempo nombró el primer Obispo, Mons. Alfredo Mario Espósito Castro, quien fuera consagrado poco después, el 4 de julio de 1976; Pastor dedicado, querido por su pueblo. Como épocas, como tiempos, fueron difíciles para nuestro país, se produjo mucho dolor y desolación; desconcierto, desgarro. La esperanza, “el realismo de la esperanza” (regado por el sufrimiento de muchos) abrió también sendas que permitieron caminar, avanzar, en medio de las pruebas.
Hoy, en 2011, un aniversario, cualquier “aniversario” no deja de ser una fecha convencional (tanto más un aniversario “35” que no simboliza ni “bodas de plata” ni “bodas de oro”), pero no por ello menos significativa, y tanto más significativa será si la miramos a través del Rostro de Jesús, de su mirada de Amor. Esta mirada, que es de fe, nos ayudará a ver con ojos de justicia (“que mira desde el Cielo; cf Ps. 85) y de misericordia (la que triunfa sobre el juicio).
En las palabras inaugurales el día de la toma de posesión de la diócesis, el 18 de febrero de 2006, quien habla expresó que “(…) todo plan de vida cristiana y también todo proyecto pastoral y evangelizador han de partir de la contemplación del Rostro de Jesús y de la conversión del corazón, para así obrar una misión evangelizadora que llegue a todos sin excepción, preferencialmente a la ‘oveja perdida’ de la que habla el Evangelio”, y me refería entonces, “a una acción evangelizadora que trasunte amor por la Verdad, inmenso afecto por todos los seres humanos, con apertura, respeto y convicción espiritual”.(4) Si me permiten un sinceramiento personal, siempre he creído muy profundamente en el misterio de la Iglesia como comunión, en sus imágenes y notas esenciales que la definen, y que revelan que en su dimensión más íntima, ella, la Iglesia, es ese “misterio de comunión”, sobre todo con la Trinidad(5). Y esa comunión, que es “jerárquica” lo es en sentido teológico y no sociológico, porque, como enseña el Concilio Vaticano II, “los fieles, unidos al Obispo, tienen acceso a Dios Padre por medio del Hijo, Verbo encarnado, muerto y glorificado, en la efusión del Espíritu Santo, y entran en comunión con la Santísima Trinidad”(6). La comunión, en efecto, expresa también la realidad de la Iglesia particular.
En el recuerdo este año de la creación de la diócesis y de la ordenación del primer Obispo, hacemos también un acto de fe en la Palabra de Dios, que nos afirma en el libro del Apocalipsis que los muros de la nueva Jerusalén “se asientan sobre doce piedras, que llevan los nombres de los doce Apóstoles del Cordero” (Ap 21, 14), y en la enseñanza de la Iglesia, que en la Constitución Dogmática Lumen Gentium manifiesta que “los Obispos han sucedido, por institución divina, a los Apóstoles como Pastores de la Iglesia, de modo que quien los escucha, escucha a Cristo, y quien los desprecia, desprecia a Cristo y a quien le envió”(7).

II. La iglesia catedral; Liturgia y caridad: La iglesia concatedral de la Natividad del Señor y su consagración el 27 de agosto
La caridad de la Iglesia es manifestación del amor trinitario(8), es como su alma (pues su Alma, es el mismo Espíritu Santo) razón por la cual las características que el Señor Jesús quiso para su Iglesia han sido que fuera “pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”(9). Los invito, a la luz del misterio de Cristo, Pastor y Obispo de las almas (cf. 1 P 2, 25), a la luz de su Transfiguración, a que nos pongamos a disposición en nuestra vida concreta a realizar ese Amor trinitario y misional. No dejemos la misión, los “gestos de misión”, el “estado permanente de misión” y “la dimensión misionera de toda la pastoral” (¡No olvidemos el tríptico de Aparecida, que llevamos a todas las misiones de los jóvenes!). A esto nos han llamado los Obispos de América Latina y el Caribe, guiados por el Papa Benedicto XVI, en la “Misión continental”.
La Misión continental tuvo inicio en nuestra diócesis el 9 de mayo de 2009, día en que hemos celebrado las fiestas patronales diocesanas (sábado posterior a la festividad de la Virgen de Luján) y, como acontecimiento profundamente marcante, la consagración de la diócesis al Sagrado Corazón de Jesús, irradiante de Amor y de Misión.
Nos encontramos muy contentos de la asunción convencida y profunda del espíritu de la misión en los corazones de los sacerdotes, diáconos permanentes, religiosos, religiosas, seminaristas, y laicado. De todo ello, en la Liturgia y en la caridad (también en su dimensión social, o solidaridad) es centro la iglesia catedral; más que una declaración “jurídica” (que también lo es), el declarar “catedral” a una iglesia, significa ser “centro irradiador” de lo anterior.
En ese contexto, este año 2011 la celebración conmemorativa del XXXV aniversario tendrá lugar con motivo de la consagración de la iglesia concatedral de la Natividad del Señor (declarada tal en 2008) y el término de las obras de restauración de dicho templo. Por esta razón, el sábado 27 de agosto, a las 18, presidirá la celebración eucarística el Sr. Nuncio Apostólico, Mons. Adriano Bernardini. Su presencia como representante del Santo Padre Benedicto XVI nos reafirma en la nota de la apostolicidad de la Iglesia y nos moviliza a querer que el Evangelio se conserve siempre íntegro, para lo cual los Apóstoles dejaron como sucesores a los Obispos, confiándoles su propia tarea de enseñar(10), y de santificar y guiar al Pueblo de Dios cum Petro et sub Petro, continuando la labor desarrollada por sus predecesores, con dinamismo misionero(11).
Será la ocasión de dar gracias, gracias porque el Corazón de Jesús recibió nuestra consagración (12), acción de gracias por el camino recorrido desde la creación de la diócesis, lo cual, como toda dimensión humana, posee luces y sombras, pero en la cual la obra poderosa del brazo del Señor se ha manifestado, en la comunión eclesial, en el estado permanente de misión, en los gestos misionales (en especial de parte de la juventud misionera) y en la dimensión misional de toda la pastoral, en la Liturgia, en la catequesis (de la cual los encuentros y congresos catequísticos han sido signo), en la Caritas y la atención a los más necesitados, en Justicia y Paz, en la educación católica, en las vocaciones diversas y complementarias a la vida cristiana, sin dejar de mencionar, con inmensa alegría, el aumento y perseverancia de las vocaciones sacerdotales, que ha llevado a la reapertura del Seminario “San Pedro y San Pablo”.
Por supuesto que siempre hace falta “más” (en el decir de San Ignacio de Loyola), “más”, pero siempre dando gracias al Padre y Señor, por todos los beneficios concedidos, agradeciéndole, con la humildad de saber que nosotros, “todos”, somos simples instrumentos (“Protagonista” como tal, lo es el Espíritu Santo), y es Él, el Padre, quien “en Cristo” da origen, crecimiento, si somos fieles a su don de Amor. Creo que en este sentido de humildad (la cual, para manifestarse auténtica, tiene que ser probada en sufrimiento, en la Cruz madurado) y de acción de gracias, está la base del verdadero sentido de la “comunión orgánica”. Me parece ver en ello la dulce advertencia que nos hiciera el Beato Juan Pablo II cuando estábamos ingresando en el tercer Milenio: “No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento(13).

III. Peregrinar del Pueblo de Dios en nuestra diócesis; no nos cansemos de peregrinar a la Casa del Padre
No quisiera abundar en datos; una carta del Obispo no es un tratado de historia ni de teología pastoral. Recordemos, hagamos “memoria” (como el Pueblo de Israel) de los acontecimientos fundantes. Nuestro primer Obispo diocesano, el llorado Mons. Alfredo Mario Espósito Castro, claretiano, desarrolló su misión como sucesor de los Apóstoles, en razón de la consagración episcopal y mediante la comunión jerárquica, signado en particular por el sufrimiento y la enfermedad; así, unido a la Cruz, fue “principio visible y el garante de la unidad de su Iglesia particular”(14). La fecha de su consagración episcopal (4 de julio) generó la costumbre que durante años se celebrara “el aniversario de la diócesis” más que el día de su creación por parte del Pontífice (el 21 de abril), en el día de la consagración del primer Obispo y su toma de posesión (por parte del entonces Nuncio Apostólico, Mons. Pío Laghi). Me parece bien, salvo mejor y autorizada opinión, continuar con esta costumbre del 4 de julio; sólo este año nos hemos tomado la licencia de hacerlo en agosto, por la consagración e inauguración de la segunda catedral de la diócesis.
Mons. Alfredo Esposito Castro fue fundador del Seminario “San Pedro y San Pablo”, y dimitió en 1991 a la cura pastoral de la diócesis por razones serias de salud; luego de diversos destinos, fue acogido en la clínica San Camilo, donde fue cuidado y atendido amorosamente y allí falleció el 1ro. de enero de 2010, habiendo sido celebrada la misa de cuerpo presente en la iglesia catedral de Santa Florentina el día 2, y allí, en la renovada iglesia criptal de Santa Florentina y sus hermanos Obispos Padres de la Iglesia Hispana, en el área tumbal que se creara a tales efectos, espera la resurrección de los muertos, junto al altar del Sagrado Corazón de Jesús. Su báculo, la mitra de su consagración y una fotografía se hallan en un cofre vidriado sobre su tumba, como perpetuo recuerdo para la piedad de los fieles.
Nuestro segundo Obispo fue Mons. Rafael Eleuterio Rey, quien siendo obispo auxiliar de Mendoza, fue trasladado por el Papa Juan Pablo II a la diócesis el 18 de abril de 1992, donde estuvo a cargo durante catorce años. En febrero de 2006 presento su renuncia a la diócesis por razones de salud. Al Padre de las luces, al Señor de la historia, le agradecemos también por los dones con que lo colmó en su episcopado, y por todo el bien que pudo transmitir al Pueblo de Dios que le fuera confiado.
En cuanto a quien habla, va de suyo que sería inconveniente e imprudente referirme a mi persona. Me permito sólo esto: agradezco al Señor algunos símbolos, como el día de mi nombramiento por parte del Papa Benedicto XVI (curiosamente, el 3 de febrero, el día de San Oscar, Obispo, mi patrono; a quien le pedí protección y ayuda), el acompañamiento de tantos Obispos (27) en la celebración y del Señor Nuncio, así como de tanto clero y sobre todo de tantos, tantos fieles laicos, el día de mi toma de posesión, en la memorablemente calurosa tarde del sábado 18 de febrero, en el curso de la ceremonia que tuvo lugar en la catedral Santa Florentina, tan desbordada que las gentes estuvieron paradas al rayo del sol en el atrio, en la calle y en la plaza (al cabo de estos años: ¡gracias por esa paciencia y ese espíritu de fe!). Recordaré sólo que quise mirar hacia adelante (“veamos esperanza”, les dije) porque las miradas sombrías siempre me parecieron no provenientes del Espíritu, y que pedí ser reafirmado, como nuevo Pastor, en “la continua ‘novedad’ del cristianismo”, que radica en ser “acontecimiento de la salvación, que renueva interiormente en Cristo a la humanidad, transformando al ser humano desde su ‘ser interior’ más profundo: el ‘corazón’, entendido éste en sentido bíblico”, para lo cual intenté precisar que “para ver esa salvación actuante, para ver al Cristo viviente, es preciso el don de la fe, los ‘ojos de la fe’”.
El Señor hace nuevas todas las cosas. Él es el Señor de la historia. Él, y sólo Él, conduce el peregrinar del Pueblo de Dios en esta iglesia particular de Zárate-Campana, y en la Iglesia católica en el Universo. Levantemos el corazón a Él, al Señor de la historia, y veremos las maravillas que Él hace por nosotros.

IV. “Casa y escuela de comunión”: que lo sea de verdad
Nos hemos acostumbrado, quizá demasiado, a los acertados diagnósticos y a las palabras dignas y hermosas. No dejan de ser verdad, todo lo contrario, sólo que han de manifestarse en “vida” y vida en abundancia, pues la comunión eclesial es comunión de vida, de caridad y de verdad(15) y, en cuanto lazo del hombre con Dios, funda “una nueva relación” entre los hombres mismos y manifiesta la naturaleza sacramental de la Iglesia; sin esa “perenne novedad” del Espíritu la Iglesia podría verse menoscabada en su manifestación como “la casa y la escuela de la comunión” que es, como la definiera Juan Pablo III.(16). El ser humano es proyectual. Nuestro proyecto ha de fundarse en la Eucaristía, sacramento de la comunión eclesial, donde “participando realmente del cuerpo del Señor, somos elevados a la comunión con Él(17) y entre nosotros” . Al mismo tiempo, la Eucaristía es la epifanía de la Iglesia, donde se manifiesta su carácter trinitario.
¿Queremos ahora afianzarnos en un proyecto, en un camino?. Que ese proyecto esté inspirado por el Espíritu y siga las huellas de Cristo. Nuestro Plan Pastoral diocesano hace referencia a un “caminar juntos en Cristo” y parte de la consideración de la (por entonces) celebración del trigésimo aniversario de la diócesis, con oportunidad de la fiesta patronal del 8 de mayo de 2006: “(…) hemos iniciado un renovado caminar juntos, en pos de la nueva evangelización, nueva en su ardor, nueva en sus métodos y modos de expresión, como lo dijera el Papa Juan Pablo II. Después del Gran Jubileo por el que entramos en el IIIer. Milenio, como Iglesia particular queremos afianzar su herencia, puesto nuestro corazón en Jesucristo, el que hace nuevas todas las cosas (…). En ese «sentir con la Iglesia» es comprendido este Plan Pastoral (…) Ahora nos toca recoger la herencia jubilar, tomar conciencia de que lo importante no es tanto hacer “programas nuevos”, sino vivir la novedad permanente del evangelio. Creo que es todo un programa; lo que no quita que lo concretemos, en la medida de las necesidades pastorales, más y más. A nosotros la tarea de hacerlo carne. Todo esto queremos hacerlo en fidelidad a la Iglesia, en comunión orgánica dentro de ella, con el Papa, Obispo de Roma y sucesor de San Pedro, el cual “(…) es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los Obispos como de la muchedumbre de los fieles”(18).

V. Conclusión: el Rostro de Cristo, su mirada profunda que cala en nuestro interior
Discúlpenme la insistencia, mi deseo no es cansarlos con “ideas de fuerza” de ningún tipo. Persevero en el pedido: contemplemos el Rostro del Señor, sobre todo su mirada, su dulzura, en el Rostro de esa Cabeza coronada de espinas. ¿Por qué contemplarla? (Recordarán, nos lo preguntábamos en el mismo Plan pastoral). Porque la santidad es la perspectiva en la que debe situarse todo camino pastoral; la santidad de nuestras comunidades es lo que ha de sostener, recrear y potenciar las actividades propias de la pastoral ordinaria. Es en el seno de la comunidad eclesial (y en la Iglesia particular se dan todas las notas de la Iglesia universal), donde el ser humano recorre su camino de conversión, de liberación del pecado y de crecimiento en la fe, hasta el encuentro con Jesucristo. Por este motivo, si queremos contribuir en nuestra diócesis a una profunda renovación humana y cristiana, es preciso asumir que no hay “humanidad nueva” si no hay en primer lugar creaturas nuevas, hechas de nuevo (“déjame nacer de nuevo, Señor”, cantamos) con la novedad del bautismo y de la vida según el Evangelio.
Y esto dicho, a comenzar desde el Obispo, que es en su diócesis Vicario(19), aunque indignamente de su parte, del “gran Pastor de las ovejas” (Hb 13, 20), y que, pidiendo por su propia conversión al Señor cada día, ha de manifestar la paternidad de Dios; la bondad, la solicitud, la misericordia, la dulzura y la autoridad moral de Cristo (…) en su índole trinitaria(20), todos tenemos que poner alma, mente, corazón, sangre y brazos para dar la vida, cada uno según su vocación y elección, para hacer de todos los seres humanos una sola familia, reconciliada en el amor del Padre; así recibiremos como don en la diócesis (y contribuiremos a la Iglesia universal) la perenne vitalidad del Espíritu Santo, que anima la Iglesia y la sostiene en la humana debilidad, debilidad que deviene fortaleza cuando hunde sus raíces en la misma vida de Cristo, que es toda trinitaria(21) .
Convencidos de la fuente de la Gracia, invoquemos la ayuda del Cielo, invoquemos sobre nosotros la Paz, que es un bien tan grande que entre las cosas terrenas nada se desea con mayor ardor, nada se puede tener de más perfecto(22) e imploremos esa Gracia de aquél que es el «Príncipe de la paz» (Is 9,6).
No dejemos de recurrir a la intercesión de María Santísima, aun cuando humanamente se derrumbara toda esperanza (humana); la esperanza teologal abre horizontes infinitos; María “es causa de salvación para todo el género humano”(23), Ella es nuestra Señora, quien desde Luján nos dice: “ora, canta, camina, trabaja, ten esperanza, que mi luz sea tu luz”. La luz de María es la Luz del Rostro de Cristo, Resucitado de entre los muertos. Él hace nuevas todas las cosas.



Con mi afecto y bendición,
+Oscar, obispo de Zárate-Campana
6 de agosto de 2011
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Notas:
1. Conc. Ecum. Vat. II, Constitución pastoral Gaudium et Spes, n. 42.

2. San Agustín, De saпct. Virg., 6: PL 40, 399.
3. Cf San Anselmo, Or., 47: PL 158, 945.
4 Véase el link en AICA: http://www.aica.org/index.php?module=displaystory&story_id=1094&edition_id=49&format=html)
5. Cf Congregación para los Obispos, Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos, “Apostolorum Successores”, aprobado por el Sumo Pontífice Juan Pablo II durante la audiencia concedida al suscrito Cardenal Prefecto el 24 de enero de 2004 y ordenada su publicación. Roma, desde la sede de la Congregación para los Obispos, el 22 de febrero de 2004, fiesta de la cátedra de San Pedro, n. 7. La Iglesia comunión y misión.
6. Conc. Ecum. Vat. II, Decreto Unitatis Redintegratio, 15.
7. Conc. Ecum. Vat. II, Constitución dogmática Lumen Gentium, 20; cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 860-862. Cf también las dos citas escriturísticas que el Directorio de los Obispos hace al respecto: “Yo soy el buen Pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí” (Jn 10, 14). “La muralla de la ciudad se asienta sobre doce piedras, que llevan los nombres de los doce Apóstoles del Cordero” (Ap 21, 14) (Congregación para los Obispos, Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos, “Apostolorum Successores”, aprobado por el Sumo Pontífice Juan Pablo II durante la audiencia concedida al suscrito Cardenal Prefecto el 24 de enero de 2004 y ordenada su publicación. Roma, desde la sede de la Congregación para los Obispos, el 22 de febrero de 2004, fiesta de la cátedra de San Pedro, Capítulo I).
8. Cf Benedicto XVI, Enc. Deus Caritas est, n. 19.
9. Conc. Ecum. Vat. II, Constitución dogmática Lumen Gentium, n. 4.
10. Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Constitución dogmática Dei Verbum, n. 7; Catecismo de la Iglesia Católica, 77-79.
11. Congregación para los Obispos, Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos, “Apostolorum Successores”, aprobado por el Sumo Pontífice Juan Pablo II durante la audiencia concedida al suscrito Cardenal Prefecto el 24 de enero de 2004 y ordenada su publicación. Roma, desde la sede de la Congregación para los Obispos, el 22 de febrero de 2004, fiesta de la cátedra de San Pedro, Introducción.
12. Véase en: http://www.aica.org/
13. Cf Juan Pablo II, Carta apostólica Novo Millenio ineunte, n. 43.
14. Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Constitución dogmática Lumen Gentium, n. 23.
15. Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Constitución dogmática Lumen Gentium, n. 9.
16. Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Novo Millennio Ineunte, n. 43.
17. Conc. Ecum. Vat. II, Constitución Sacrosanctum Concilium, n. 47; cf. Constitución dogmática Lumen Gentium, nn. 3; 7; 11; Decreto Unitatis Redintegratio, 2; Juan Pablo II, Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia.
18. Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Lumen Gentium, n. 23
19. Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Constitución dogmática Lumen Gentium, n. 27.
20. Cf Congregación para los Obispos, Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos, “Apostolorum Successores”, aprobado por el Sumo Pontífice Juan Pablo II durante la audiencia concedida al suscrito Cardenal Prefecto el 24 de enero de 2004 y ordenada su publicación. Roma, desde la sede de la Congregación para los Obispos, el 22 de febrero de 2004, fiesta de la cátedra de San Pedro, I. El Obispo en el Misterio de Cristo, 1. Identidad y misión del Obispo.
21. Él es el Hijo eterno y unigénito del Padre, desde siempre en su seno (cf. Jn 1, 18), y el ungido con Espíritu Santo, enviado al mundo (cf. Mt 11, 27; Jn 15, 26; 16, 13-14).
22. Cf San Agustín, De Civ. Dei, 19, 11: PL 41, 637.
23. San Ireneo de Lyon, Adv. Haer., 3, 22: PG 7, 959.